La frialdad de Zweig

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-En realidad, se muy poco de esa señorita, nadie sabe quien se encargo de criarla, nadie sabe su historia, y que suerte tienen aquellos de conocer esa historia, me intriga tanto misterio y la verdad me tengo un montón de curiosidad- menciono Eduard.

-A lo poco que he escuchado decir, es que de que su madre la abandono apenas Samantha cumplió sus 18 años, y sé que también es hija única. Su padre es todo un hombre de negocios y de ella nunca está pendiente y a pesar de esto ella es una dama de clase y lo que me sorprende es que es una chica con fama de tener los mejores promedios en la Universidad. Y también tiene la fama de hacerlo, ya sabes bastante genial- con una risa burlista lo dijo Xavier.

- ¿y de donde sabes eso?, ¿de que lo haga bastante bien? - pregunto Eduard

-Para tu suerte, querido amigo mío, pase una de esas noches increíbles con ella. -con esa gran sonrisa de oreja a oreja lo mencionaba Xavier.

Mientras Eduard y Xavier, salían del coche rumbo al Club Nocturno, observaron aquel cuerpo moldeado y ambos se voltearon a ver al mismo instante y dijeron - ¿esa es Samantha?

Ella se veía tan diferente, con es sonrisa tan bella y ese cabello que brillaba, y ese aroma que se sentía de cerca era esplendido.

-Buenas Noches chicos- saludo con un beso a ambos en las mejillas.

-Buenas Noches señorita- dijo Xavier con un tono seductor

-Ya vámonos- dijo Eduard, en su tono de voz se podía notar un poco de envidia.

Ambos entraron aquel salón, donde se sentía el olor alcohol y cigarrillos.

En una esquina del salón se podía ver a Zweig con la mirada perdida, fumando un cigarrillo. Se veía que la estaba pasando de lo peor.

En eso se le acercó un señor, parecía peligroso por su forma de vestir o mas bien por su caminado.

Y yo no podía seguir con esa curiosidad de saber quien era o que pretendía decirle a Samantha, así que llegue donde estaban conversando. A este señor en algún sitio lo he llegado a ver, pero no lo recuerdo. Al parecer ella lo abrazo, me pregunto ¿ese tipo quién es?, quiero estar mas cerca para escuchar mejor de lo que están platicando, pero la música esta muy alta y ese olor inusual me tiene fatal. Creo que ya se van a ir, veo a Samantha pidiendo su jaquet de cuero, en la entrada del salón. Aun ese señor espera por ella a la salida, y el está contestando una llamada, esta curiosidad me mata. Ya Samantha se puso su jaquet y se amarro el cabello. Maldición debo seguirlos, quiero saber más de ese señor.

Se montaron en un automóvil color azul, y los vidrios son de color negro, no puedo ver bien y esta noche al parecer no ahí luna llena, maldición, debo seguirlos, el ya colgó la llamada y le abrió la puerta a Samantha. No creo que ella tenga tan mal gusto, si ella es tan superficial, a pesar de que solo quiera una noche de diversión, no lo creo, ella va a acostarse con ese tipo bajito de estatura, calvo, pero que mal gustos tienes mi querida dama.

Debo rápido buscar mi casco para poder saber hacia que hotel van, espero que no pase nada entre ellos, porque enserio querida, tu me gustas tanto, y ese sería una muy mala noticia, saber que te gustan tipos así.

Oh rayos, maldición, me quede sin gasolina, mierda, en serio debo salir corriendo para saber que pasara, y este es el momento justo cuando me quedo sin gasolina.

Eduard, apresurado por seguirlos y saber cual seria su destino, para su gran sorpresa, no era hacia un hotel a donde se dirigían, sino a una gran casa de dos pisos y un jardín maravilloso. El se quedo maravillado con esa casa de lujo, nunca había visto una casa así, o es mas esa calle solitaria, nunca la había pasado.

Al fin podía saber quien era ese sujeto con el que Samantha se había ido con prisa.

Eduard lleno de temor de que le alumbraran la cara se escondió en medio de la oscuridad de la noche, se escabulló entre los arbustos y vio que el señor millonario con el que Samantha se había ido, bajo una caja pequeña de color dorada y con una cerradura.

En eso Samantha le seguía al señor millonario, y le abrazo, Eduard no podía con los celos, solo siguió observando.

Al parecer iban a enterrar la caja en el jardín, Samantha se había desnudado sus pies y estaba lista a punto de empezar a acabar.

Eduard cada vez más lleno de curiosidad. Samantha estaba viendo a todos los lados que nadie estuviera observando o escondido entre algún lugar, pero quien demonios hace un hueco en el jardín a las 3:30 de la mañana, justo se escuchaba la tranquilidad de la noche. Al terminar de poner la caja y taparla con tierra, se mira el señor millonario y le da la mano a Samantha y ella suelta un llanto y empieza a llorar mas fuerte.

-Padre, ¡cómo pudo pasarnos estos!, a pesar de todo siempre estuvimos allí, esta caja estará a salvo aquí, los recuerdos lo entierro para poder seguir adelante, este es mi último adiós. -dijo Samantha con llanto y un poco afónica.

- ¿Es su padre? - decía Eduard en su mente - ¿Qué demonios?

Samantha seguía desconsolada mirando hacia abajo, y le dio su mano a su padre y siguieron en silencio y le hace una seña su padre de que ya se deben de ir.

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⏰ Última actualización: Jun 21 ⏰

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