La soledad

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Durante el día de hoy, he estado tan sola como siempre, camino sin saber cuál es mi rumbo, sin saber si Dios salvaría mi alma, después de tantos pecados. Por más que intente estar con un chico, no logro amarlo, solo lleno mis deseos de cuerpo, pero no logro llenar mi alma o incluso mi corazón no parece saber lo que quiere y eso es lo que hace que mi alma se esté perdiendo en infierno, pero no justifico mis actos de pecado.

Cada vez suelo encontrarme con chicos que realmente valen la pena y que una dama de principios y valores quisiera tener a sus pies, pero yo no soy una de esas damitas. Soy una dama con lujuria, con placeres y deseos; de cometer algún pecado

Cuando viajo en el tren, cada vez veo chicos lindos y de clase, y le suelo pasar una invitación, al menos unos tres han aceptado una bella velada. Sin duda alguna, estoy tan loca como para hacer esas clases de invitaciones anónimas, en cada una de las invitaciones esta una dirección distinta y con una firma diferente una de la otra, son como invitaciones anónimas para ellos. Yo lo espero en dicha dirección que les deje y mi rostro no se logra ver ya que uso un antifaz, o bien al servidor le ordeno que les ponga un tipo de venda en los ojos antes de entrar. Y así es como suceden mis noches de diversión y pasión.

Luego de todas esas locuras antes de que, el sol salga por el horizonte me voy, sin dejar nada de mi en la habitación. En ocasiones solo me gusta escaparme de casa para visitar un club nocturno, y es aquí donde existe otra parte divertida de mi vida. He estado trabajando allí durante un año, en ese sitio, los dueños de este club son los gemelos Robert & Johan.

Aparentemente estos dos son unos de los más millonarios del pueblo y por este motivo, andan señoritas atrás de ellos, pero quizás ustedes se preguntarán ¿Por qué la dama Zweig no?, la respuesta es simple a mí el dinero ni los regalos finos, no me importan, no son de mi interés. Lo mejor de que todos los chicos con los que se mantienen conmigo en una noche de pasión es por qué me regalan unas horas para estar conmigo, para tratar de conquistar mi alma en pena, para conquistar mi amor y obtener mi atención, y eso es lo que me gusta, que me regalen su amor, su pasión y su atención. En muy pocas ocasiones me siento bien con alguno de los chicos tratan de protegerme, ¿pero de qué?, ellos deberían de cuidarse de no ser tan fáciles, tan corrientes, tan débiles.

Con una simple mirada coqueta ya están a mi lado tratando de darme un beso, tratando de tocar mis piernas y tratando de tener compasión conmigo; yo soy la que la tiene estando con ellos.

Mientras ellos me tratan de seducir, yo finjo que me gusta su manera de hacerlo, pero en realidad no. Me pone los pelos de punta cuando empiezan a tocar mis piernas y suben un poco mi falda corta, tratando de romper las mayas que llevo; obligándome a que me pegue a ellos, mientras tocan mis muslos y recorren a besos mi cuello. A su vez me pone nerviosa por probar a uno nuevo entre mi cama a olor a rosas y a fresas.

Entre esquinas & almas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora