Capítulo 2

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Se subieron cada uno a sus autos y partieron rumbo a donde debían ir, iban planeando que hacer para ahorrar tiempo, también hablaban de otras cosas.

— Cambia esa cara Serena, sabes que eres la mejor, no deberías tomar en cuenta las cosas que te dice Seiya — Le dijo entre risas Mina, Serena le dedicó una mirada asesina.

— ¡No lo soporto! No puedo creer que el señor Tomoe lo haya considerado para ese puesto ¡Yo llevo un año en esta sede! — Se cruzó de brazos molesta.

—Ya, tranquila, yo creo que te haces la que lo odia pero en realidad lo amas — Serena la miró y su cara se tornó carmesí.

— ¿De qué hablas Mina? Yo no amo a Seiya, ¡lo nuestro murió cuando sucedió aquello! ¡No digas estupideces! — Soltó un suspiro molesta.

—Bueno bueno, mejor no digo nada, lo siento...mira creo que es en aquella mansión donde encontraremos a este hombre ¿Cómo se llama? — Preguntó la chica mirando una potente mansión en donde se notaba que había una fiesta.

— Déjame ver...mmmm...Rubeus Black, es un chico pelirrojo, es un peligroso narcotraficante, así que, hay que tener cuidado Mina, ¿Traes lo necesario para camuflarnos? — Le mostró una foto para que lo pudiera reconocer en la fiesta.

— Por supuesto que si querida, pararemos aquí para cambiarnos, también traigo unas nuevas pelucas que compré, una es rosa y la otra es colorina, también tengo estos lentes de contacto, nadie podrá reconocernos, ha también traje unos bellos vestidos y sin falta estas tarjetas de presentación falsas hechas por Taiki — Comenzó a sacar todas las cosas para que pudieran cambiarse, por suerte los vidrios del auto eran polarizados, así que, nadie podía verlas cambiándose de ropa. Mina se colocó la peluca rosa con unos lentes de contacto color café, y un vestido de fiesta de color naranjo que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, en cambio Serena se colocó la peluca colorina con unos pupilentes verdes y se maquilló algunas pecas , se colocó un bello enterito color negro, se veían muy elegantes ambas. Mina encendió el auto y manejaron hasta la entrada de la gran mansión, al bajar aunque no querían, llamaron la atención por su belleza, cuando entraron vieron que había mucha comida y también un bar para pedir de beber. Dos chicos rubios se acercaron a ellas y estas sonrieron.

—¡Vaya! No son tan creativos como lo imaginé, ¿Sólo una peluca rubia? , lo bueno es que supieron esconder sus estúpidas coletas, pero será mejor que se mantengan lejos de nosotras — Se burló Serena.

— Eres algo desagradable cuando te lo propones Bunny — Le sonrió Yaten. — Pero para mezclarnos mejor entre la gente y como veo que aún no llega el susodicho, ¿Quieres bailar Carola? — Las llamó por el nombre que tenían en sus identificaciones.

— Creo que el chico de acá tiene razón Bunny, te dejaré un momento pero estaré atenta, tranquila, cualquier cosa ya sabes cuál es la señal — Le guiñó el ojo Mina y acompañó a Yaten hasta la pista de baile.

Seiya y Serena quedaron observándolos, hasta que cruzaron miradas, pero la chica se dio la media vuelta e iba a caminar pero Seiya la detuvo y le pidió bailar, esta al ver que quizás la gente sospecharía verla sola mirando en varias direcciones, además no quería que se le acercaran otros hombres y por otra parte aunque no lo reconocería nunca, moría de ganas por bailar con el chico, así que, finalmente aceptó, advirtiéndole antes de que solo lo hacía por la misión.

Durante todo el baile Yaten y Mina observaban de vez en cuando a la pareja, pero sin distraerse de su misión, por otra parte Seiya y Serena cruzaron un par de palabras y nada más, la chica respondía con monosílabos o de mala manera a todo por lo que el chico prefirió no seguir hablando.

Finalmente cuando ambas parejas divisaron al hombre que andaban buscando volvieron con sus compañeros de misión para volver a conversar que harían para conseguir la tan ansiada tableta. Ambas mujeres se pusieron en acción a los minutos, acercándose a Rubeus, coqueteando y fingiendo ser chicas de la alta sociedad, a lo que a la media hora ya lo tenían comiendo de su mano, con palabras bonitas y algo de alcohol lograron llevarlo hasta una parte apartada de la mansión, siempre con la otra pareja vigilando el perímetro, ya luego verían como le quitarían la tableta a las chicas.

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