Había estado a punto de morir... y aquel hombre me ayudo a sobrevivir.
-Te pondré a dormir, cuando despiertes te sentirás mejor- Su voz era tan cautivadora, tan relajante, transmitía cierta paz.
Antes de cerrar por completo los ojos, alcance a ver a otro hombre más corpulento pero igual de hermoso que el primero solo que este tenía la diferencia de parecer mucho más misterioso y un tanto intimidante.
-¿Por qué ella?- Eso fue lo último que alcance a escuchar antes de perder el conocimiento.
Solo recuerdo que todo a mi alrededor se tornaba oscuro, tenia demasiado miedo y pedía a gritos que alguien me sacara, pero estaba segura que nadie podía escucharme, estaba atrapada en mi propio cuerpo, no sentía dolor pero sabía que estaba cambiando. No me había percatado de cuanto tiempo había pasado, tal vez pudieron ser horas o inclusive días, solo podía rezar a Dios para que me sacara de esta oscuridad y como si mis plegarias hubieran sido escuchadas pude abrir los ojos.
La luz que penetraba por las cortinas era tan intensa que tuve que cerrar los ojos de golpe, poco a poco pude irlos abriendo más hasta que estos pudieron adaptarse lo suficiente como para percatarme de lo que había en la habitación, a simple vista era todo blanco y minimalista solo había lo esencial para lo que parecía ser una habitación de hospital, estaba tan absorta en lo que veía que nunca me di cuenta del hombre que estaba sentado en una de las esquinas al parecer estaba dormido pues tenia los ojos cerrados y respiraba con tranquilad como si no tuviera ninguna preocupación, lo observe tan detenidamente, era realmente hermoso, rasgos definidos y finos, piel blanca y cabellos rubios, portaba un traje y una bata por supuesto al parecer era el doctor, creo que sintió mi mirada ya que despertó y cuando abrió los ojos quede aún más impactada, sus ojos eran demasiado hermosos, eran de un color gris mezclados con tonalidades azules.
-Has despertado, me alegro que funcionara, ¿Recuerdas algo? ¿Quizá tu nombre?- A decir verdad no recordaba nada, era una hoja en blanco, eso me hizo sentir tan indefensa que me encogí en la cama.- Esta bien, tranquila, no tienes por qué preocuparte ¿A caso te doy miedo?- ¿Qué clase de pregunta era esa? Era un hombre tan hermoso que era ridículo tenerle miedo, pero en cierta parte tenia algo de misterio en su aura.
Solo pude negar con la cabeza, ya que al parecer había olvidado como hablar.
-¿Ya despertó la niña?- Sonó una voz más ronca esta hizo que pegara un brinquito del susto.- ¿Ya le diste la bienvenida a su nuevo mundo?
-Deberías hacer algo con tu forma tan sutil de hablar.- Reprendió al chico, este solo se encogió de hombros y camino hasta estar al lado del primer hombre.- Esto será algo confuso, pero comenzaremos con lo más básico, tu nombre es Luna, yo soy William y él es Dimitri ambos somos tus hermanos.
-¿Mi... nombre... es... Luna?- No pensé que hablar fuera tan difícil. Dimitri se rio, parecía que la situación le era divertida.
-Basta de introducciones William, la chica tiene hambre.
-¿Tengo... hambre?- Porque si era así, realmente no la sentía.
-Mi hermosa Luna, hay cosas que cambiaron, hay cosas a las que te tendrás que acostumbrar, te costara trabajo, pero con nuestra ayuda podrás aprender rápido por el bien de todos.- Estaba tan confundida que no entendía ni una sola de sus palabras.- Una de ellas es tu alimentación, mira- Puso un espejo a la altura de mis ojos, me horroricé al verlos, eran de un color rojizo y sin vida, solo pude tirar el espejo con todas mis fuerzas.- Tranquila Luna todo está bien.- Intento abrazarme, pero lo empuje con una fuerza que no conocía, el pobre hombre fue a dar contra la pared, pero él se levantó sin el más mínimo esfuerzo.
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Luna
VampireDespués de tanto lo único que anhelaba realmente era poder estar junto a él, pero ahora ya no importaba, todo había terminado.