Sociedad

5 1 0
                                    

Después de que William salió de la habitación, llena de dudas, lo mejor que podía hacer era dormir o tratar de dormir un poco. Me recosté y me deje llevar por los brazos de Morfeo.

"-Mikaela quiero atesorar el tiempo contigo... al estar contigo, por primera vez comprendí lo que significa la felicidad"

¿Qué fue ese sueño? ¿Quién era Mikaela?

Desperté de golpe, llena de sudor frio.

William tocó la puerta y sin esperar a que contestara entro a la habitación, tenía las manos ocupadas con al parecer un vestido demasiado grande, era demasiado lindo, color crema y bordados de flores en color oro.

-Parece ser que alguien tuvo un mal sueño aunque eso es técnicamente imposible, vamos Luna, es hora de prepararnos para nuestro compromiso, pronto llegara nuestro carruaje.- Dejo el vestido sobre la cama.- Alguien vendrá a ayudarte a ponértelo, ¿Crees poder controlar tu hambre?

-¿Por qué la pregunta?

-La mujer que vendrá a ayudarte es humana, no has estado cerca de los humanos, de hecho presentarte ante la sociedad es como una prueba para ti, se que apenas llevas un día adaptándote a esto, pero de verdad es importante que sepas controlarte tan pronto como puedas, créeme sé que no será nada fácil, a mí me tomo cerca de 15 años para poder estar rodeado de tanta gente como la que veras hoy y a Dimitri le llevo alrededor de 5 años, así que confío plenamente en que a ti te bastara menos tiempo.- Suspiro.- Así que de nuevo pregunto ¿Qué tan confiada te sientes de ti misma para poder estar a solas con un humano?

-No tendría la confianza, pero sé que estarás cerca, a menos que tu quisieras ponerme el vestido.- Las palabras salieron de la nada.

El ambiente se había tornado incomodo, William abrió los ojos demasiado por la sorpresa de mi atrevimiento, y yo sentía un calor recorrer mi cuerpo.

-Definitivamente el deseo de sangre no será lo único que tendrás que controlar.- Dijo al fin y soltó una risita.

Lo único que pude hacer fue seguirle la risa, pero esta se vio interrumpida con el toque a la puerta.

-Pasa.-Contestó William, una chica demás o menos de mi edad entro e hizo una reverencia.- Ella es Emma, nos ha ayudado a mí y a Dimitri con la casa y con ciertos arreglos para eventos.

Emma me observaba con mucha atención, supongo que ella se ha dado cuenta o al menos tenía sus sospechas con respecto a mis hermanos, al terminar de analizarme me sonrió y volvió a hacer una reverencia.

-Estoy para servirle señorita Luna.- Su voz era muy bonita y melodiosa.

Al parecer estaba controlando mi sed pues no había rastro alguno de la visión borrosa.

-Bien señoritas las dejo para que ayudes a Luna con sus arreglos, el tiempo apremia y tenemos un horario que cumplir.- Sonrió para las dos y salió de la habitación.

Emma me dio la mano para ayudar a levantarme, con gusto la tome y por primera vez pude pararme y caminar, Emma era muy silenciosa pero para nada aburrida parecía ser un chica muy interesante, cuando trataba de entablar una conversación con ella, me callaba diciéndome que estaba concentrada en mi peinado o en el maquillaje.

Cuando al fin termino, me paro frente a un espejo y pude verme completa, no recordaba nada de mi pasado, pero me daba la sensación que había cambiado mucho, era demasiado blanca, rostro bien definido con los ojos azules con tonalidades grises labios gruesos carnosos y rojos, el vestido hacia lucir la gran figura que tenía con una cintura pequeña pero pechos y caderas proporcionados a lo justo. Me encantaba la chica que veía en el reflejo, me sentía muy segura de mí misma; cuando el reflejo de Emma se vio por el espejo sentí la visión borrosa, la sed estaba presente de nuevo, ella estaba tan concentrada en terminar de arreglar mi vestido que no se había percatado de mi cambio de color de ojos, ahora odiaba mi reflejo, ese reflejo de una criatura horrible, trate de calmarme y cerré los ojos.

LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora