Empezaba a acostumbrarme a estar confinada en mi nuevo hogar, cuando llegamos a casa después del baile, William me había dado sus felicitaciones por cumplir con sus expectativas pero pese a eso aun no tendría permiso de salir.
Tenía que estar preparada en todos los aspectos de la vida para que no me trataran de una niña mimada por el estatus de mi hermano. Era difícil acostumbrarse a dos estilos de vida tan diferentes, me estaba costando algo de trabajo seguirle el paso a los años y a la gran cantidad de conocimiento de William y Dimitri.
En todo el tiempo que llevaba encerrada, William había estado mucho tiempo ausente por su trabajo en el hospital y realmente lo entendía, cuando estaba en casa llegaba a estar horas metido en su despacho, se agobiaba demasiado con el hecho de no poder salvar las vidas de los humanos, usaba todo tipo de método pero aun así el cuerpo humano cedía ante las caricias de la muerte. William se había culpado por la muerte de más de uno y en sus ojos se veía cuanto de verdad sufría por ello. Dimitri había dicho que era la peor debilidad de nuestra raza: la compasión hacia los humanos pues eso traía consigo más emociones que no alcanzábamos a manejar tanto que podíamos llegar a cometer atrocidades por esas sensaciones que nos agobiaban, en el caso de William solo había alcanzado ese estado hace muchos siglos atrás antes de convertir a Dimitri, a partir de ahí no había pasado a mayores pues ya tenía un compañero que podía ayudarlo con sus penas.
Dimitri, bueno, era otro cantar, él salía mucho a los "lugares pecaminosos" y se quedaba en una casa que tenía la familia en la ciudad, aparentemente gozaba de la compañía de ciertas mujeres de dudosa procedencia, él se dedicaba más a disfrutar de los placeres carnales, del vino y de las fiestas. Muchas veces nos contaba sus historias y entre ellas que había cosas aprendido con ciertas señoritas de familia adineradas pues las encontraba bastante entretenidas. Emma me había comentado en una ocasión que Dimitri tenía su fama de enamorar a las doncellas y luego romperles el corazón, al parecer le era divertido jugar con las emociones de las humanas pues se creía con la capacidad y derecho de poder hacerlo.
Las demás ocasiones en las que no estaban mis hermanos, tenía la compañía de los sirvientes de la casa y sobre todo de Emma quien se volvió una gran confidente y amiga. Había aprendió mucho acerca de cocinar, cuidar del jardín, bordar, pintar, hacer el aseo de la casa (aunque se opusieran por ser la señorita de la casa) pero aun así me decisión fue firme y no cedi hasta que me ensañaron hacer de todo un poco, con tanto tiempo entre mis manos ya no me sentía tan inútil al saber muchas cosas. Aunque a veces era agotador y agobiante no tener mucho que hacer y sobre todo no tener a mis hermanos conmigo.
Había días raros en que nos reuníamos los tres y platicábamos acerca del tiempo que no nos habíamos visto. William por lo general regañaba demasiado a Dimitri por no obedecerlo en varios aspectos, a mí por lo general me encargaba hacer diferentes actividades entre ellos leer varios libros en determinado tiempo, había una gran variedad desde libros en latín hasta las nuevas poesías de oriente y occidente. Tenía que ser educada y estar preparada como la nueva hermana de Sir William para no hacer el ridículo en futuras reuniones.
-Luna, me gustaría que escogieras algún instrumento para tocar, es lo nuevo en las artes, ahora las personas se centran más en el arte musical que en los dramaturgos. No te pido dejes las demás actividades que realizas, solo aprendamos más cosas. Pronto dejare que estudies alguna ciencia.- Comento un día y así sin más empecé a tomar clases de violín, era un instrumento tan bello pero complejo, amaba los sonidos de las cuerdas al chocar con el arco y no se diga cuando utilizaba los vibratos.
Sobre nuestra alimentación Dimitri se encargaba de ello, al parecer sus mujeres de dudosa procedencia donaban la sangre sin siquiera saberlo, pero sinceramente no me agradaba su sabor, era demasiada acida y a ninguno de mis hermanos les gustaba tampoco, pero William había dicho que estaba en contra de tomar de alguien más, sobre todo porque la mayoría del poblado nos conocía y no podía arriesgarse a que empezaran con rumores. Al principio me era difícil beber la sangre, William fue el encargado de enseñarme poco a poco hasta que un día Dimitri dijo que lo ideal era enseñarme a usar mis colmillos, así que él fue el encargado de enseñarme a cazar animales y beber de ellos; la sensación en mi boca, el crujir de la piel al contacto de mis colmillos al abrirse paso era el mismo que recordaba de cuando había bebido sangre de William, la sangre de los animales era la más pura que podíamos beber pero realmente no nos satisfacía el hambre de ninguna manera.
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Luna
VampireDespués de tanto lo único que anhelaba realmente era poder estar junto a él, pero ahora ya no importaba, todo había terminado.