⟳ uno

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Lisa movía su cabeza al ritmo de la música, mientras pensaba profundamente acerca de que palabra caería con "sueño", pero nada aparecía en su mente. Necesitaba terminar la canción que jamás sería escuchada, pero quería desahogarse. Y la única forma de hacerlo era componiendo pequeñas canciones. Recordó a su madre, Elizabeth Manoban, quien la vida le arrebató de sus brazos. Su fuente de inspiración se había ido hace tres años de su lado.

Se llevó el cuaderno hacia su pecho, abrazándolo, mientras peleaba con las lágrimas que urgían por salir. Sé fuerte, Lisa, tú puedes. El grito de una mujer adulta la distrajo, suspiró profundamente, sabía de quien era.

La encargada de ella. Park Eun-sang, la señora que la crió desde que su madre falleció, la señora que no hacía más que darle órdenes, y humillarla frente a todos, junto a sus dos hijas, Yiren y Si-hyeon. Es como si estuviese viviendo la historia de Cenicienta, la madrasta y las malvadas hermanastras, con la diferencia de que no compartía sangre con ninguna, gracias a Dios.

—¡Apúrate, Manoban, no tengo todo el día!— gritó enojada.

Lalisa guardó rápidamente la libreta en su bolsa, y corrió hacia donde Eun-sang. Hizo una reverencia en modo de disculpa, provocando un bufido cansado por parte de la señora.

—¿Necesita algo, Eun~ssi?— preguntó cabizbaja, preparándose para la humillación.

—¿Por qué eres tan inútil?— suspiró frustrada. —En fin, necesito que tires estos papeles a la basura, asegúrate de romperlos. Todos. — enfatizó en la última palabra.

Lisa asintió, y tomó el montón de papel con sus dos manos, dio la vuelta para escabullirse rápidamente de ahí, evitando las miradas de los demás empleados. Trabajar 24/7 en el Bluejay Corporation, como la asistente de Park Eun-sang, era un martirio, el infierno, pero todo por cumplir sus sueños. Ser la mejor cantante y compositara de todo el mundo, quería que sus letras fueran escuchadas, y reconocidas, ella quería ser el orgullo de su madre, cumplir el sueño que ella, lamentablemente, no pudo lograr.

Al salir afuera del lujoso edificio, se dirigió rápidamente hacia el pote de basura, y empezó a romper cada hoja, como lo había ordenado la mayor. Al cabo de cinco minutos después, volvió a entrar al edificio, con gotas de sudor recorriendo su frente, hoy Seúl no estaba de buenas. Antes de entrar al ascensor, Lisa recibió un mensaje de texto de su jefa.

"Si terminaste, traéme una botella de agua mineral. Pero es para ya, así que apúrate"

Rodó los ojos internamente y suspiró profundamente, entró y marcó el piso en donde se encontraban los snacks, y las bebidas. Al llegar, se acercó al refrigerio, en busca de la bendita botella de agua. Alegrándose por haber encontrado una.

Y antes de que pudiese agarrarla, alguien fue más rápida que ella. Cerró los ojos antes de voltearse para encarar a la persona, encontrándose con dos castañas, quienes la miraban con burla.

—Gracias, Lisa, lo necesitaba— sonrió Yiren, mientras le tiraba una mirada de complicidad a su hermana.

—Gracias a ti, tu mamá va a matarme— habló sarcásticamente, mientras le regalaba una sonrisa falsa.

—No es mi problema— se encogió de hombros restándole importancia.

—Además, ¿por qué te quejas? Trabajas para nosotras, por si lo olvidaste— comentó Si-hyeon.

—¿Cómo lo podría olvidar?— volvió a darles una sonrisa falsa, y se dispuso a buscar otra botella.

Escuchó los quedijos dramáticos por parte de las dos castañas.

𝘾𝙄𝙉𝘿𝙀𝙍𝙀𝙇𝙇𝘼 𝙎𝙏𝙊𝙍𝙔  ✧༺ lizkook ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora