Al abrir sus ojos, estaba seguro de quién era el que lo veía. Su rostro era lo único que recordaba y la sensación de seguridad que le brindaba se contrastaba con la necesidad de viera con buenos ojos sus acciones. No sabía porqué, pero estaba seguro que no deseaba decepcionarlo.
Por ello, aunque dudoso de su propio proceder, se encontraba seguro de quién era su progenitor. Aceptó con facilidad el nombre por el cuál lo llamó, Damián, lo sentía apropiado para sí mismo.
Pero sentía extraño su entorno, no reconocía ni sabía nada de aquello que lo rodeaba, pero al tener cerca a su padre sabía que estaría bien.
El murciélago no lo estaba llevando bien, después de cuestionar que tanto sabía, descubrió que únicamente recordaba el momento en que lo tenía en sus brazos antes del colapso. En cierto momento de la batalla, en su desesperación por llegar a él, no notó cuánto se había roto su uniforme y una buena parte de su rostro se hallaba visible. El niño se veía cansado y confundido, pero sabía que de alguna forma seguía siendo Damián, eso era lo que quería creer o lo que creía ver. Era un análisis prematuro y debía esperar algún tiempo hasta definir su curso de acción.
Tres días después, y ya lo tenía preparado. Una sección del cerebro de Damián habría sufrido un daño que aparentemente era la causa de la pérdida de memoria, lo que no tenía claro era el porqué la pérdida habría sido tan selectiva.
No recordaba a Talia, ni a Batman, ni a los titanes, ni a la liga, no recordaba a ninguna persona o experiencia personal que hubiese tenido. Sin embargo, recitaba libros de memoria, trataría de ejercitarse (No se le permitió, y no insistió), y recordaba el nombre de dos de sus mascotas, Alfred y Titus.
Y ahora se encontraba seguro de que el frasco en su mano le permitiría sanar por completo esa parte perdida, sin tener que someterse a tratamientos largos o a una recuperación paulatina.
Y él juraba que se lo daría.
Y él sabía que lo mejor era dárselo.
Pero al verlo, lanzando la pelota a Titus, riendo mientras el perro le lamía el rostro en el suelo.
Al verlo, finalmente como el niño que era, como el niño que él mismo debió ser, recordó la pintura hecha el día anterior de una gélida montaña.
-¿Porqué lloras al verla? - Quiso saber en su momento
-No lo sé, pero me parece dolorosa, Padre- Pidió suplicante - No me hagas volver ahí.
Y eso fue todo, no lo haría, lo retrasaría hasta donde pudiera. Él eligió ese sendero, ¿Quién dejó que su hijo eligiera? Tenía bellos recuerdos, que al perderlo todo se volvieron dolorosos. Pero acaso ¿Damián tenía algo hermoso, suyo, para recordar? Incluso había eliminado los años que ya había pasado con él. Se sentía inútil al no haberle dado algo bueno en ese tiempo.
Así que lo decidió.
Su juramento no importaba.
Si era lo mejor o no, lo averiguaría.
Tomaría por su hijo, al fin, una decisión respecto a su vida.
Y lo pensó por un momento, ¿Sería con él el Bruce que la gente conocía? ¿Sería acaso Batman lo mejor para estar con Damián?
No estaba seguro, pero quizá intentaría ser alguien nuevo para su hijo.
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El tiempo del cambio
FanfictionFinalmente, luego de un suceso que cambia a todos. El joven Damian Wayne tendrá la oportunidad de obtener lo que se le arrebató. Pero al final todo cambio traerá consigo consecuencias, para sí mismo y para los que lo rodeen. ¿Qué tanto cambiará a...