Heridas profundas

2 0 0
                                    

Vete al infierno Loreine -Dice dando un último golpe, escucho como se aleja-

Ya estoy ahí -digo en un susurró, por suerte eh atinado a la habitación con cama, busco en las maletas entonces encuentro un atuendo con una nota-

"Este es mi regalo de bodas con cariño madre
Pd: quiero nietos"

La reina obviamente me mandó esto, sonrió de lado, al sacar la vestimenta de su bolsa mi boca se abre en una perfecta "o", es un corsé con ligueros, medias y ropa interior que deja muy poco a la imaginación. La reina si que quiere nietos, vuelvo a guardarlos en la bolsa y saco un pijama cómodo que sólo consiste en un camisón hasta la rodilla un poco más abajo, terminó de cambiarme de ropa y ahora tengo la necesidad de ir al baño, saco la cabeza por la puerta, no hay Ryan a la vista, aún así por si las dudas llevo conmigo la daga, camino por el pasillo donde hay tres puertas alguna de estas debe ser el baño, revisó con calma y la encuentro, terminó de hacer lo que tenía que hacer con mucha rapidez temo que Ryan aparezca, al salir del baño lo oigo.

Al fin saliste de tu agujero -giro mi cabeza donde oigo su voz la puerta está entre abierta- pensé que te quedarías ahí -asomo ligeramente mi cabeza a la habitación y veo un charco de sangre y su camisa ahora es un color Escarlata- un accidente

Pero... -se levanta de la cama y se acerca hacia a mí- hay que curarte -voy rápidamente a buscar hilo, aguja, alcohol y vendas los encuentro en los gabinetes de la que parece la cocina, y vuelvo rápidamente donde Ryan- ya traje lo que necesitamos -digo entrando pero no lo encuentro, voy a la otra habitación y ahí está en la cama aún desangrado- esto no fue un accidente

Y eso que más te da -Dice el mirando al techo- soy un ser abominable y despreciable de todas maneras

Lo eres -digo segura y me acerco para echar el alcohol en sus heridas- por eso mismo no puedes morir -grita al sentir el ardor y se sienta al borde de la cama mirándome con fuego en sus ojos- mi madre decía las personas buenas que se vuelven demonios están destinados a quedarse a sufrir no pueden morir

Que tratas de decir? -limpio con un paño su herida más grande que ocupa desde un extremo de su muñeca izquierda hasta casi llegando al codo- ARDE

Debiste pensarlo antes de cortarte -digo mirándolo- es simple los demonios más terribles vienen de los Ángeles más buenos -sonrió de lado- eso creía mi madre. Ahora te vas a tener que aguantar esto va doler -digo insertando la aguja en su piel, es una herida que obviamente necesita sutura, el se remueve por el dolor, trato de hacerlo muy rápido para de no le duela demasiado, aunque es divertido ver su expresión es como la de un niño que espera que su mamá desinfecte la herida- deja de moverte me harás fallar -digo con una media sonrisa inevitable al ver como muerde su labio inferior- ya basta, es enserió quédate quieto

¡Duele mujer! -me mira finalmente con cara de pocos amigos- y tu no te mueves rápido

Hago lo mejor que puedo -dirijo mi vista al resto de heridas- tu te mueves peor que un niño

Ya? -dice con los ojos cerrados-

Ya -digo cortando el hilo- a desinfectar el resto de heridas -le hecho sin previo aviso el resto del alcohol en las manos- listo

MIERDA -me mira con odio mientras yo limpio sus heridas- ¡¿que te sucede?!

No es mi culpa tus cortadas -digo inocente mientras empiezo a envolver su mano en vendas- recuerdame que hay  llamar a un médico

Terminó con el vendaje, le quitó su camisa ya que esta llena de sangre, lo ayudó a meterse a la cama y se duerme profundamente, yo me recuesto a su lado pues hace frío, no planeo ir a otra habitación, logró conciliar el sueño por pocas horas, Ryan se remueve mucho me siento en la cama y lo veo parece que tiene una pesadilla quiero despertarlo pero el empieza a hablar pongo atención a lo que dice.

No quiero ser la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora