LA SIRENITA

Prólogo

∆||• Una historia fantástica e increíble está a punto de comenzar •||∆

Todo comienza, arriba en la superficie, con una tripulación que cantaba a todo pulmón la canción que todo marinero debe saber, cuyas letras relataba que en las profundidades del océano habita un reino, el de las sirenas, y si te topas con una de ellas ha de encantado quedarás.

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Te voy a contar una historia de mar que te va a servir de verdad, si a una sirena escuchas cantar te pondrá un hechizo especial

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Los defines nadaban en dirección contraria a la enorme embarcación junto a la gran bandada de gaviotas que iban volando hacia un nuevo lugar.

Al mismo tiempo, al otro lado de la tropa, sosteniendo una de las velas del barco aun cuando soplaba el viento fuerte en su rostro y las gotas de agua a su alrededor, el príncipe Giyuu sonreía radiantemente. Al igual que los delfines nadaban en contra junto con 

_No es maravilloso_ mencionaba Giyuu muy emocionado a su cuervo_ El viento salado soplándote a la cara_ suspira_ es un día genial para estar en el mar, no lo crees Urokodaki-san_ le decía a su mayordomo Urokodaki-san, quien se encontraba de mal estado por su débil resistencia a la marea.

_Si es un día encantador_ mencionaba con sarcasmo, mareado y entrecortado por sus ganas de seguir vomitando.

A Giyuu le sorprendió que su mayordomo, a quien lo consideraba como un padre, se retirara la máscara que traía casi siempre puesta, quería observar su rostro, pero de repente otro de los tripulantes mencionó algo que distrajo su atención.

_El viento fuerte y la mar tranquila, el rey Ubuyashiki debe de estar hoy de muy buen humor_ mencionó mientras sujetaba las sogas de las velas

_El rey Ubuyashiki_ dijo Giyuu curiosamente, deslizándose y ayudándole a sujetar las cuerdas.

_El soberano del reino de las sirenas, los verdaderos marineros saben quién es él..._ renegaba  pescando una gran bandada de peces.

_Sirenas_ mencionaba Urokodaki aún con malestar

_Giyuu no creas nada de esos cuentos náuticos_ ya recobrando la postura y el aliento para mantenerse de pie, arreglando su uniforme, su peinado y sobre todo su máscara.

_No son cuentos es la verdad viven a brasas de la superficie en una ciudad como nunca jamás_ se enojó mientras sujetaba un pez como una espada, el cual se escurrió y dejó escapar.

El pez salto hacia el mar y nado lo más veloz hacia lo profundo del océano, hacia el místico reino de las sirenas que había vuelto a la armonía de la música y la alegría del baile.

Una de las actividades favoritas de Giyuu era salir a navegar al mar, pero esta vez usó como excusa ir a ayudar a los pescadores, obviamente no siempre tenía permitido hacerlo especialmente después de haber cancelado muchísimas citas y arreglos con desconocidas señoritas que no atraían su atención tanto como el mar. El se consideraba un alma libre y tranquilo como el mar.

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