Seren Vinter lo perdió todo siendo muy joven: su hogar, su familia, incluso sus recuerdos y con ello también se perdió a sí misma. Secuestrada por un clan de cazadores de dragones, no tuvo más remedio que convertirse en uno de ellos con tal de sobre...
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CAPÍTULO CUATRO
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❝ HABILIDADES CON LA ESPADA ❞
Tres días habían pasado desde que Seren despertó en casa de los Haddock y había optado por no salir de allí en ese tiempo para hacer más creíble que estaba angustiada por su pérdida de memoria, pero quizás ya iba siendo hora de que fuera al pueblo a investigar.
Esa mañana había despertado temprano y había salido afuera para tomar un poco de aire fresco. Inspiró hondo con los ojos cerrados y los abrió mientras soltaba el aire, observó el paisaje y una pequeña sonrisa apareció en sus labios. Aquella isla le producía tranquilidad.
De pronto, escuchó un ruido y cuando se giró, se encontró con Toothless caminando hacia ella, pero en cuanto el dragón notó que lo estaba mirando, se detuvo en seco. Había sido tantas veces reñido por Hiccup sobre que se mantuviese alejado de ella que el pobre había terminado reprimiéndose para no saltar encima de ella, a pesar de que deseaba mucho conocerla y jugar con ella. Seren rodó los ojos y suspiró, decidiendo hacerle caso omiso y volver a centrarse en el paisaje. Sin embargo, en cuanto apartó la vista de él, lo escuchó moverse de nuevo. Se dio la vuelta de nuevo y el Night Fury se encontraba parado, como si no se hubiese movido, pero las huellas en la hierba y como desvió la mirada lo delataron.
Resopló y permaneció observándolo para evitar que se moviese de nuevo, sorprendiéndose notablemente al ver que él comenzaba a hacer muecas raras. «¿Qué está haciendo?», se preguntó con ambas cejas enarcadas. «¿Está intentando sonreír?», se cuestionó después. Sin duda era un dragón bastante extraño. Había conocido a muchos durante los últimos doce años y todos le habían parecido bestias salvajes. Sin embargo, el Night Fury parecía ser diferente o quizá era que nunca se había tomado la molestia de conocer mejor a los demás; simplemente los había matado sin miramientos porque eso era lo que estaba obligada a hacer.
Había observado durante los días anteriores la relación entre Hiccup y Toothless, y se había dado cuenta de que parecían más como hermanos que como jinete y dragón, lo cual la había sorprendido en gran medida. Le resultaba tan increíble y extraño ver que un humano pudiera tener una relación tan estrecha y profunda con un dragón como Hiccup la tenía con Toothless. Desde que se había dado cuenta de ello, había comenzado a pensar que quizás los dragones no eran simplemente bestias salvajes como creía y que quizás hacían lo que hacían para defenderse porque se sentían en peligro. Si esto realmente era así, resultaría que tendría más en común con ellos de lo que creía, pues ella también hacía lo que hacía para defenderse, para sobrevivir.