Capítulo 7: Impulsos

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- ¿Quieres comer el helado? - preguntó nervioso, tratando de cambiar el anterior tema de conversación.

- Está bien... - respondió ella con algo de desilusión en sus ojos. Se dirigió a la nevera, tomó dos recipientes y sirvió en ellos un poco de todos los sabores que había; él sólo la observaba, se daba cuenta que estaba avergonzada, pero decidió no incomodarla y seguir evadiendo la conversación.

- ¿Te gusta el helado, verdad?

- Lo normal.

- ¿Y qué es lo normal para ti?

- No me gusta tanto, pero tampoco me gusta poco. - fue cortante.

- Ah... bien. - Gloria lo miró por unos segundos, pero luego desvió la mirada, sentándose nuevamente en la silla. Alejandro se sintió mal por un momento, quizás había sido demasiado frío y no le había contestado como ella esperaba, aunque por dentro moría de ternura ante los impulsos de ella. Terminando de comer, Alejandro ayudó a lavar los platos.

Todavía incómodos, se despidieron y él se marchó a su casa.

Maldiciendo el haber dicho esas palabras, Gloria subió a la recamara y se cambió de ropa, poniéndose su pijama. No tardó mucho en recostarse, cerrar sus ojos y comenzar a dar vueltas en su cama.

Intentando dormir, se hicieron las tres de la madrugada. Ya sabía que no iba a poder conciliar el sueño, así que tomó su celular. Luego de un par de minutos estando en línea, le llegó un mensaje de Alejandro.

"¿No puedes dormir?".

"¿Tú tampoco?".

"Pues no, pensaba".

"Ah, qué bueno. ¿Podría saber en qué?".

"¿Puedo llamarte?".

"Mejor intenta dormir, ya es tarde y ambos lo necesitamos".

"Siento que estás enojada".

"Tranquilo, no lo estoy".

"Tal vez tú no, pero yo sí lo estoy conmigo. Insisto, ¿puedo llamarte?".

"Está bien, llámame".

En menos tiempo del que esperaba tenía una llamada entrante por responder, esperó unos segundos y atendió.

- Gloria... - dijo él apenas ella tomó la llamada.

- Dime.

- Siéndote sincero, estuve pensando mucho en ti.

Ella no tardó en darse cuenta por su voz, que antes de llamarla se había tomado unas copas.

- ¿Has bebido?

- Sí, aunque no mucho. De todas maneras, no necesito beber para pensar en ti. Siempre lo hago.

- ¿Por qué estás diciéndome esto ahorita?

- Hoy tuvimos una plática. Un poco cortante, pero una plática al fin. Tú me dijiste algo que no puedo quitarme de la cabeza...

- No quiero recordar eso.

- Sólo escúchame, por favor. Me gustas y...

Gloria colgó la llamada, estaba muy nerviosa.

"Ya entendí, olvídalo".

Suspiró intentando armarse de valor y dejándose llevar nuevamente por sus impulsos, se vistió con prisa y tomó las llaves de su coche. Sin pensarlo demasiado, se subió y comenzó a conducir.

Al llegar estacionó el auto frente al edificio, ya no podía echarse para atrás. Bajó del auto y se dirigió a la puerta, sacó su celular de su bolsillo y le envió un mensaje.

"Tengo frío. ¿Puedes abrirme?".

El corazón le latía acelerado mientras escuchaba sus pasos acercándose a la puerta, en cuanto la abrió, ella lo abrazó. No pudo controlarse.

- Gloria, estás helada. - sorprendido, correspondió al abrazo.

- Quiero que hablemos, por favor... Algo nos está pasando y debemos dejarlo en claro.

Él asintió y subieron, ambos estaban nerviosos. Buscó un abrigo para Gloria y lo puso en sus hombros, preparó café y se sentaron en el sofá.

- Comenzaré yo. ¿Está bien?

- Sí.

- Primero que nada, quiero pedirte perdón por cambiar la conversación en la cena, realmente no quería incomodarte con mis sentimientos. Creo que de más está decirte que me está pasando algo contigo. No sales de mi mente, siempre estoy buscando una excusa para verte porque me haces bien. No hay nada que no me guste de ti... Tan sólo mírate, eres bellísima y tu corazón es hermoso. Tengo miedo de lastimarte porque la realidad es que no sé estar con alguien, pero venga, no creo que tú me prefieras antes que a Fernando.

Ella miró sus ojos y suspiró antes de comenzar a hablar.

- Siento culpa... Pero me gusta estar contigo y lo que siento cuando estás cerca. Estoy confundida, demasiado.

Alejandro se acercó más a ella y acarició su mejilla, los nervios de Gloria desaparecieron cuando él comenzó a besarla lentamente. Sintió como si tuviera mil mariposas en el estómago.

Se levantaron del sofá y siguieron besándose haciendo el beso cada vez más intenso, él la tomo de la cintura llevándola a la habitación.

La recostó en la cama y se subió con cuidado sobre ella, se separó un poco para mirarla a los ojos.

- Gloria, princesa...

- Hazlo.

Volvieron a besarse, esta vez ella introdujo su lengua iniciando un provocador y dulce jugueteo.

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⏰ Última actualización: Jun 06, 2020 ⏰

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