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"Hay noches en las que los lobos están en silencio, y aúlla la luna"
George Carlin

Spencer se sentó en el asiento del copiloto en el auto de su novio, ajustó el cinturón de seguridad y se dispuso a esperar el viaje hasta el buró. No había conseguido declinar la oferta de Hotch sobre llevarlo hoy al trabajo, fue demasiado insistente y Spencer casi piensa que el hombre tiene algo entre manos, aunque quizás solo tenga algo de ansiedad... Aaron no huele a ansiedad, ni siquiera preocupación. Y sin embargo lleva toda la semana pasando por él a su edificio.

-Buenos dí....- estaba saludando apenas cuando el azabache se acercó para besar sus labios, si Reid no conociera tanto al mayor diría que eso se sintió ligeramente necesitado, pero no por eso le gustaba menos, así que se dejó llevar por el afecto del hombre que apenas sonreía de vez en cuando.

Una vez se separaron empezó el recorrido que el genio se sabe bastante bien. Intentó mantener la vista fija en la ventana, ignorando voluntariamente el rico y fresco aroma que despedía su jefe el día de hoy.

"Huele a madera recién cortada"

Pensó el menor manteniendo su vista en el camino por la ventanilla, se mantuvo callado por que el olor lo distraía, por poco se sintió culpable por los lugares a los que su mente iba debido al perfume de feromonas... Solo pensaba en la última vez que tuvieron sexo, hace no mucho por cierto, Hotch es bastante controlado para ser un alfa, y no es que haya estado con muchos, siquiera con uno además de él, pero tenía la impresión cada vez que lo hacen, de que el lobo se estaba conteniendo con él.

El rato pasó y al final el mismo Aaron empezó una plática, abordando el tema de la agenda del día, tendrían que ir a la prisión para entrevistar a un asesino que capturó la UAC cuando Spencer aún estaba estudiando la universidad hace como diez años, los superiores pensaban que ayudaría a los miembros del equipo a mejorar la habilidad en un interrogatorio en un ambiente controlado, y ahora es turno de Reid, la semana pasada apenas había sido el turno de JJ.

El camino hasta la prisión federal fue más largo de lo que Spencer había esperado, y eso que no era su primer visita. Odiaría decir en voz alta que inhaló con alivio el aire fresco, las feromonas alfa empezaban a distraerlo demasiado, es agradable pero no cuando están a punto de entrar a una celda con un asesino múltiple, necesita concentración ahora mismo.

-¿Y bien? No puedo responder sus preguntas si ni siquiera me dejan ver las fotos...- murmuró el alfa de clase baja que estaba sentado frente a ellos.

-No estamos aquí para que recuerdes detalles que usarás más tarde seguramente.

Era imaginación de Reid ¿O eso sonó como un gruñido viniendo de su jefe? Mejor no decir nada, no ayudaría igual.

El hombre se rió, el genio apuntó mentalmente que eso es mucho descaro pero no le resulta anormal viniendo de alguien como Rick Freyman.

-¿Así que este es el niño en entrenamiento?

Spencer retrocedió en la silla cuando el tipo estiró su mano sobre la mesa para tocarlo, lo habría alcanzado de no ser por que el jefe de unidad le sujetó por la muñeca con fuerza, podía ver la forma en que la tela se amoldaba entre los dedos del lobo y sus nudillos se veían más pálidos de lo habitual. Reid carraspeó por lo bajo, nunca había visto a Hotch tan agresivo sin que hayan golpeado a alguien que aprecia, al caso el tipo ni siquiera había podido tocarlo, Aaron exagera pero decirlo en voz alta sería una condena.

La manada de papá loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora