"Desde abajo en el pozo miré hacia arriba y ahí te vi a ti: mi lucero, mi esperanza, mi bebé..."
T.A.B.T.Reid estaba incrédulo mirando a sus bebés que se estaban quedando dormidos en la cuna que compartían. Habían pasado apenas unos días y se sentía tan irreal, tan tranquilo al estar con sus hijos, era una sensación inexplicable, aunque ya se había planteado el por qué esa calidez y ternura lo invadía a niveles realmente altos cuando se trata de sus cachorros... Cuando los ve dormir o comer ¡Son tan tiernos!
No pudo evitarlo y se quedó ahí más tiempo del necesario observando los rasgos físicos de ambos bebés, la forma en que sus pechos subían y bajaban al respirar...
Viendo a detalle a la niña, se parece mucho a su alfa, con el cabello negro apenas cubriendo su pequeña cabecita, era poco denso pero ella lucía hermosa, la forma de su nariz y cómo su piel se notaba sonrosada aún, sus labios entreabiertos que el omega se tomó la libertad de cerrar presionando suavemente con su índice, había visto esos ojos grises cuando la niña abrió los ojos y había quedado hipnotizado por ellos y la forma en que esa criatura pareció sonreírle cuando por fin la tuvo en sus brazos, la pequeña Annabelle Hotchner es hermosa.
Mirando al segundo bebé castaño de pestañas largas que parecían extenderse más de lo normal, el cómo dormía con sus bracitos extendidos a cada lado suyo como si reclamara el espacio que nunca tuvo en el vientre de su gestante por estar acompañado de su hermana, lo llamaron Allan.
"Tienen que combinar los nombres, son hermanos mellizos después de todo"
El conejito suspiró, no sabía en qué momento había deseado esto, en qué momento había llegado a merecerlo... Es que ahora mirando a sus dos pequeños el mundo cambiaba, claramente como un helado balde de agua caía sobre él el peso de los horrores que ha visto en su empleo. Un escalofrío recorrió su espalda cuando vino a su mente lo que había escuchado en el noticiero hace un rato, cuando desayunaba en compañía de su alfa antes de que el lobo se fuera a trabajar: "Encuentran a un bebé abandonado en un cementerio. El llanto alertó a unos visitantes que se sorprendieron al ver un bebé de días oculto entre las tumbas"
¿Es que quien podría hacerle algo así a un bebé? Se sentía como si un gran peso hubiera sido impuesto sobre él, ahora no solamente el ayudar a otras personas, sino primero y más importante proteger a sus criaturas y a su familia en general... Lo había pensado cuando estuvo en el hospital recuperándose y lo había seguido considerando durante estos días llegando a la conclusión de renunciar a su empleo en el buró, incluso se lo consultó a su pareja quien lo animó a hacer lo que considerase mejor.
Su renuncia había sido entregada.
Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas al pensar en que de hecho está abandonando a sus amigos, a su otra familia eligiendo por encima del buró pero no quería que fuera así. No quería ausentarse días y llegar a casa a abrazar a sus cachorros sin la promesa de que no volverá a pasar... Había querido ese trabajo toda su vida pero ahora había algo que amaba más que la UAC.
¿Así se siente?
¿Establecerse?
No quisiera tener que elegir pero alguno de los dos tendría que cambiar la rutina y él, por su parte, no quería separarse de sus hermosos bebés ni por un instante. Era aterrador el mundo, así como pensar en que su más valioso tesoro está en medio de toda esta miseria y quisiera poder hacer algo más para cambiarlo pero... Son humanos, el mundo no será cambiado por ellos, no por uno ni dos hombres, no hoy ni mañana, y si ha de dedicar tanto tiempo a una lucha constante por ahora prefiere que eso sea el educar a sus bebés para que se conviertan en personas de beneficio.
ESTÁS LEYENDO
La manada de papá lobo
Fanfiction**Es una secuela de la historia "No se admiten omegas" que hace poco terminé de publicar. **No se apega cien por ciento al canon **Omegaverse **Chico x Chico. Si te molesta la clasificación te invito a no leer y por lo mismo no acepto comentarios in...