9.

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Esa mañana cuando llegaban de Chicago, había un paquete esperando por ellos en la puerta, parecía haber sido redirigido por los sellos sobre él, el primer destinatario era Spencer Reid, con su dirección anterior y el último Aaron Hotchner con la dirección actual... Era raro, había dicho Reid, que alguien además del equipo supiera la nueva dirección de ambos.

El remitente era una dirección en Florida, por supuesto el incógnito de que no había un nombre en el mismo, solo el código postal y los sellos del estado.

Spencer puso el paquete sobre la mesa y ambos se quedaron mirándolo un largo momento, en su experiencia eso no es algo bueno, y secretamente el miedo de encontrar una extremidad humana dentro, pasó por la mente de los dos.

—¿Lo quieres abrir?— preguntó el alfa.

—Tú ábrelo... Por favor...

Hotch esperaba eso, no sabe por qué pero no estaba sorprendido, así que luego de empujar su propia paranoia a un lado, rompió la cinta con su llave y abrió la caja, encontrando una nota que tenía una caligrafía conocida que no veía hace un buen rato, la hizo a un lado pensando que quizás podría ser una mala broma, pero en el interior había un libro de cuentos infantiles que lucía algo antiguo, además una manta tejida a mano color crema, el olor de la lana delataba que no había sido usado antes, posiblemente era nueva y se veía muy elaborada, Aaron se quedó más de un segundo mirando el contenido, en silencio, luego tomó la nota y se la entregó a Reid —Es para ti...

Reid:

Sería insuficiente e inútil disculparme de nuevo por haberme ido, así que por favor acepta este regalo, creo que podría gustarle a tu bebé... Apenas me enteré de tu boda con Aaron y del hecho de que están esperando, los felicito.

Jason Gideon.

Spencer no se sintió tan bien como hubiera querido, cuando vio el contenido de la caja no se molestó en sacar algo de eso, y la cerró de nuevo, necesitaría más de un rato para aceptar lo que acababa de ver...

Gideon no solamente lo había abandonado, este descuido y la compensación casi parecía una burla, y tal vez estaría siendo algo inmaduro pero no va a aceptarlo rápidamente, no es venganza por que Gideon no está de pie en su puerta para ser rechazado, ni siquiera le dio la oportunidad de hacerlo, simplemente hizo esto y no es justo, la manera en que su ser descansó al saber que Gideon sigue vivo, que está al tanto y aprueba esto había movido emociones con las que no quería tener que lidiar en este momento.

¿Qué sigue? ¿Que su padre aparezca de pronto queriendo felicitarlo también?

¡Ja!

—¿Cuál es entonces el veredicto?— un rato después Hotch le dio una taza de chocolate caliente con bombones, había aprendido algunos trucos para calmar a su omega, consentirlo un poco siempre era una buena opción cuando el niño estaba frustrado o triste.

—No lo sé...

—¿Quieres rastrearlo?

Spencer negó con la cabeza.

—¿Seguro? ¿No quieres verlo?

—Aunque lo intentemos, no pasará si él no quiere, y si quisiera, habría entregado el paquete en persona...

—Sí

Bueno, quizás lo intentó.

—Sabes que es el libro de cuentos de su hijo ¿Verdad?

Aaron asintió.

Al menos Jason parece haberse librado de una de sus cargas.

—Lo dejaremos en el sótano ¿Si? Hasta que ya no esté molesto...

La manada de papá loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora