5 de Junio
15:42pm
Luego de habernos salvado hace unas noches, todo trascurrió de forma normal en el orfanato. Tan normal como puede ser. Nos encontrábamos todos esparcidos en el mini patio delantero de la propiedad, cuando una risueña Olga se acerco a donde estábamos.
Esta vez, la dulce señora traía puesto un vertido floreado de color nuez en tonalidades claras junto a unos zapatos realmente viejos, parecían del siglo pasado sinceramente.
[...]
Habíamos salido del orfanato hace alrededor de 2 horas, y la verdad que no quería volver todavía, son pocas las veces en las que podemos salir de la monótona rutina de todos los días, y hoy gracias a la señora Murphy, pudimos hacer algo diferente.
Ya habíamos caminado un buen rato desde que salimos de aquel hermoso parque en el centro de Edimburgo, Ophiuchus había podido sacar a relucir su travieso niño interior al perseguir algunas ardillas y yo había compartido un silencioso pero cómodo momento con Olga al contemplar el paisaje.
-Gracias por esto, señora Murphy- Ella solo me miro de reojo antes de extender una sonrisa de boca abierta en sus finos labios.
-No hay de que querida- Sus cachetes arrugados de señora mayor solo se alzaron mas ante la sonrisa -Todavía queda otra cosa que quiero mostrarles antes de volver-
-¿Qué cosa?-
-Solo algo de historia familiar- No agrego nada más después de eso
Pocas cuadras después doblamos a la izquierda, bajando por un barrio que parecía bastante antiguo, unas cuantas casas antes de nuestro destino pude darme cuenta de a qué se refería. A mitad de cuadra se alzaba lo que alguna vez había sido mi hogar.
Todavía conservaba su estilo, obviamente ignorando que parte de la casa se había derrumbado durante el incendio. Incendio que no solo se llevo mi hogar si no también mis padres.
-¿Qué es acá?- La pregunta de mi hermano tiro de mi como una cuerda salvadora de los tormentos del pasado.
-Nuestra casa- Apoye mi mano en su hombro cubierto por una fina campera.
Olga avanzo por el camino de entrada a la propiedad mientras rebuscaba algo en su gigante y horrendo bolso de señora. -¿Quieren entrar?- Pregunto mientras apuntaba hacia la casa con un manojo de llaves
Dentro se ponía notar como el tiempo había pasado, arrasando con muebles y parte del piso de madera. También había escombros, vidrios y partes de muebles arruinados por toda la instancia, sin embargo, la gran biblioteca de papá seguía en pie y con la mayoría de sus libros.
"Quiddicht a través de los tiempos" "Cuidado de criaturas mágicas" "Los cuentos de Beedle el Bardo" Son algunos de los libros que todavía permanecen en buenas condiciones, sin embargo no logro reconocer ninguno.
-Seguro son los de ficción que mama vivía leyendo- murmure para mi
-Hay algo acá- Ophiuchus se encontraba al otro lado de la sala, junto a un estante que no recuento
-¿Qué es?-
-Parece una caja, no estoy seguro-
Atrás de una realmente fea decoración y sepultado en polvo, se encontraba una caja metálica junto a un libro grueso que parecía bastante viejo. El hecho de que estuvieran resguardados del daño ocasiono que estén en buenas condiciones.
La tapa del libro parecía ser de color gris, mi hermano pasó su mano por esta intentando deshacerse del polvo. En grandes letras de color rojo y verde podía leerse "Los Malfoy Potter".
-¡Es un álbum!-
Rápidamente abrimos el libro en una hoja al azar y ahí estaban, mi madre abrazaba por la cintura a mi padre mientras ambos sonreían que si hubieran cometido la mas loca locura, en sus manos descansaban son baldes con lo que parecía pintura.
Ya no pude contenerme y las lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas. Los extrañaba mucho. El brazo de Ophiuchus se traslado por mis hombros hasta rodearme, sin embargo sus ojos seguían fijos en la fotografía.
-Te pareces mucho a ella-
Una risa mocosa salió de mi sin poder contenerla - Tu eres igual a papa, hasta da miedo- bromeé entre mocos, a lo que él hizo una mueca de asco.
Con el dorso de la mano limpie mis mejillas y agarre la caja de metal que estaba con el libro. En su tapa una serpiente se entrelazaba y mezclaba con un león de gran melena, como si no pudiera controlar mis dedos, delinee el contorno de la extraña figura. A un costado, una pequeña abolladura mostraba el maltrato que había sufrido al correr de los años.
Dentro solo había cartas, las cuales figuraban como devueltas sin abrir. Eran de distintos años, pero el nombre del destinatario ya no era legible lamentablemente. Al final de todos, sepultado en las cartas, había una foto en blanco y negro, albos estaban ahí, llevaban una túnica rara como si fuera se ceremonia y sostenían algo que no se alcanzaba a ver con claridad pero parecían ¿ramas?
Al mismo tiempo en el que agarre la fotografía, Ophiuchus grito exaltado- ¡Se movieron, Saggita! ¡Mama y papa se movieron!- Lo siguiente que paso no sé cómo explicarlo, pero las cosas comenzaron a temblar, el polvo se levanto creando una neblina gris que poco a poco se convirtió en un mini tornado, dificultando nuestra visión.
Cuando tome la mano de Ophiuchus para acercarlo a mí y protegerlo, las cosas se descontrolaron, los pocos muebles que todavía quedaron se elevaron uniéndose al tornado creciente que nos rodeaba. Ambos comenzamos a toser de forma descontrolada.
Lo último que recuerdo es gritar el nombre de mi hermano antes de protegerlo de un pedazo de sillón que se había desprendido y que todo se volviera negro.
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La Segunda Profecía
أدب الهواةAlgunos dicen que no hay nada más fuerte que el amor. Otros, en cambio, dicen que lo es la familia. ¿Para mí? Nada. Nada dura lo suficiente en mi vida como para entrar en esa categoría. --- Sagitta Malfoy Potter se vera expuesta ante una profecía...