6 de Junio
00:02 am
Amaba mi profesión, ser medimago había sido una de las mejores decisiones que había tomado en mucho tiempo, aunque eso hubiera significado soportar el odio y decepción de mi padre, pero vamos ¡Ni siquiera había podido almorzar!
Apenas había podido dar un mordisco a su sándwich cuando una chica había entrado a urgencias junto con un chico de aparente menor edad. Estaba a punto de retomar mi cena cuando Lucy irrumpió en la sala de forma ruidosa.
-¿Algún avance? ¿Sabes algo?-
Lucy Ness era su compañera de trabajo y prácticamente su mejor amiga, provenía de una familia muggle, lo cual algunos encontraban irónico, ya que hablamos de la amiga de Draco Malfoy, uno de los mas importantes mortífagos que participo en la guerra de Hogwarts sirviendo al señor tenebroso.
-Nada- Conteste antes de darle un mordisco a tan a pepitoso sándwich –Todos los exámenes salieron bien- Trague –Ninguna intoxicación, envenenamiento o infección- Suspire –Ellos están perfectos-
Era cierto, los chicos de cabello rubio estaban perfectos, simplemente todavía no despertaban. Lo que más me extrañaba en que no haya venido nadie a verlos o preguntar sobre ellos, y eso sumado a que no poseían nada personal...
-De hecho si tenían objetos personales-
-¡Lucy!- maldición mi vos salió aguda -¡Deja de meterte en mi cabeza!-
Ella solo aguanto la risa ante la indignación tan dramática de su amigo, simplemente se dedico a revoletear los ojos y poner una expresión de niña incapaz de romper un plato; cosa que a Draco le hacía recordar mucho a la odiosa Granger.
Si tan solo supieran que fue ella la que encanto los pastelitos gritones del año pasado.
-¿Dónde están sus cosas? Tal vez tengan algo que nos diga quienes son –
Lucy asintió con la cabeza- Ya las traigo- Salió por la puerta de la sala de descanso.
En realidad, mas que una sala de descanso parecía el despacho personal de Draco, pocas eran las personas que aparecían en el lugar para convivir con el rubio, algunos todavía conservan el miedo hacia el gran mortífago.
Mientras el rubio platinado intentaba pensar en otra cosa que no sea su mala reputación, Lucy maldecía a los cuatro vientos por tener que dar otro paso mas con esos zapatos del infierno, todo sea por verme bien, se repetía internamente.
Distraída trastabillo con un carrito de limpieza, que cual no entendía porque diablo estaba ahí si era un hospital mágico después de todo. Fue cuando enojada pateo el carro que uno de sus tacos se rompió, perdiendo así el equilibrio y terminando en el piso con las cosas de nuestros protagonistas desparramadas en el piso.
-Merde! Nique ta mere!- interrumpió sus maldiciones al percatarse de la foto que sobresalía del gran libro gris de los chicos rubios.
¿Qué hacia James Sirius Potter, el hijo del gran Harry Potter en esa foto?
Olvido por completo su zapato roto y salió corriendo hacia el lugar donde estaba su amigo, el debía saber que significaba todo esto, después de todo en la foto se encontraba el hijo de uno de sus amigos.
El ex mortífago miro extrañado a su compañera cuando esta apareció sin zapato, transpirada y su pelo revuelto como si fuera una completa loca.
-Realmente deberías empezar a hacer deporte- Se burlo al ver a su amiga intentando recuperar el aire, apoyada en sus rodillas –No has pensado en tomas clases de zum...-
-Potter...- Lo interrumpió entre jadeos
Malfoy salto de tal forma que Lucy recordó la última vez que hizo explotar el microondas por meter la taza de café junto a la cuchara. Una vez que le dio el libro, levanto la cabeza para tomar un gran respiro e intentar volver a la normalidad. En serio tendría que hacer mas deporte.
Con el libro y la caja en mano, el rubio delineo con el dedo el dibujo de la serpiente y el león entrelazados. Draco no sabía que le horrorizaba mas, si la figura o el hecho de que tenia polvo y moho en sus manos, era capaz de sacar y cuidar a cualquier enfermo pero era un quejicas con la tierra.
Resistiendo la tentación de agarrar sus toallitas húmedas, abrió la caja y esparció su contenido sobre la mesa, la mayoría eran cartas y sobre todas estas había caído una fotografía. En esta se podía ver claramente como dos alumnos de Hogwarts, precisamente de las casas de Slytherin y Griffindor, sonreían hacia la cámara en las la cancha de Quidditch.
-¿Por qué este chico se parece tanto a mi hijo, Lucy? –
- Atrás escribe algo- Draco giro la fotografía
-Llama a cara rajada- Murmuro el ex mortífago mientras leía de nuevo la dedicatoria. Lucy asintió con la cabeza mientras él se desplomaba en la silla de la sala de descanso.
¿Por qué siempre tiene que estar involucrado Potter? ¿Por qué siempre nos persigue la desgracia?
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La Segunda Profecía
FanficAlgunos dicen que no hay nada más fuerte que el amor. Otros, en cambio, dicen que lo es la familia. ¿Para mí? Nada. Nada dura lo suficiente en mi vida como para entrar en esa categoría. --- Sagitta Malfoy Potter se vera expuesta ante una profecía...