Capítulo 3

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Capítulo 3

Me desperté con un fuerte sacudón de la embarcación, y cuando abrí mis ojos, quedé totalmente sorprendido por la belleza que estaba observando. Aquí estábamos. Finalmente habíamos llegado. La naturaleza abundaba mirases donde mirases. Todo era realmente hermoso, los árboles, las flores, las casas, el puerto, todo era perfecto. No había forma de describirlo. Ese lugar desprendía paz, contagiaba alegría. Los variados colores de la vegetación te hacían sentir extremadamente tranquilo.

Me levanté y recogí mis maletas, mientras buscaba a Robert. Ya que no lo veía por ningún lado, por eso comencé a caminar hacia la bajada del ferry.

-¡Michael!- gritó alguien detrás de mí.

Me di la vuelta y vi a mi amigo corriendo para alcanzarme.

-¡Que desconsiderado resultas ser, eh!- dijo cuando finalmente logró alcanzarme- Te traigo a Grecia, pago todas las mierdas, y así me lo devuelves. ¿Me estabas abandonando?- dice en tono de broma.

-Pues la verdad es que si, te estoy abandonando- le sigo el juego.

-Ten en cuenta que has roto mi corazón. Pero, qué va, estamos en Grecia, ¡Bajemos de este puto ferry y vamos a disfrutar!

Robert me empujó y salió corriendo para bajar hacia el muelle. Tomé mis maletas y comencé a correr rápidamente para alcanzarlo.

-¡Eh! ¿Quién se está olvidando de quién ahora?- le grité.

Se dio la vuelta por un segundo y siguió corriendo mientras reía. La gente nos miraba con bastante curiosidad, pero qué más da, no conocemos a nadie, y nadie nos conoce a nosotros. Un poco de ridiculez  no viene mal.

Bajamos del ferry y corrimos por el muelle hacia la playa, para encontrarnos con los amigos de Rob, que nos darían alojamiento. Seguí a Robert hacia un grupo de pocas personas que supongo, nos estaban esperando. A lo lejos, divisé que entre ellos había un chico, rubio y con una sonrisa que se podía ver brillar a diez metros de distancia, junto a dos chicas, una pelirroja que agitaba los brazos de lado a lado en el aire exclamando el nombre de "Robert!", y otra con el pelo extremadamente negro y lacio, como las plumas de un majestuoso cuervo, y unos ojos mágicamente azules, que acompañaban una mirada sorprendentemente penetrante. Algo me llamó la atención en aquella chica. Todos estaban riendo de punta a punta, mostrando mucha alegría por nuestra llegada, y ella solo sonreía, una pequeña sonrisa, malvada, podría decirse, pero tierna a la vez, y con un sorprendente aire de superioridad que desafiaría a cualquier persona.

Finalmente llegué hasta ellos, unos segundos después de Robert.

-¡Aquí estás!- dijo Robert- Madre mía, pareces una anciana corriendo.

-Gracias, tú no te ves mucho mejor.- dije algo agitado. Me giré hacia los demás y sonreí.- Hola.

-Hola.- dijeron todos al unísono, sonriendo.

-Michael, ellos son Matt,- señaló al chico.- Roxie,- señaló a la pelirroja.- y Kerianne.- la chica de pelo negro, Kerianne ahora, volvió a mostrar esa sonrisa de superioridad y ternura que tanto me llamaba la atención.- Chicos, él es Michael.- sonreí.

-Bueno,- habló Roxie, la pelirroja.- agarren sus maletas, les mostraré el lugar donde se alojarán. Espero no les moleste compartir.

-En cuanto no tenga que dormir al lado de esta abuela,- dijo Robert señalandome.- no hay problema.- rodé los ojos.

Tomé mis maletas y comencé a caminar detrás de ellos tres, junto a Robert. Roxie y Matt iban delante de nosotros, tomados de las manos, Kerianne caminaba en la misma línea que ellos, pero con una considerada separación.

KerianneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora