Capítulo 2

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Capítulo 2

-¿Estás seguro de esto, Michael? Estamos hablando de Grecia, son muchos kilómetros.- dijo mi madre algo preocupada. No podía entender porque estaba tan desesperada. Ya debería estar acostumbrada a todo esto. He estado viajando desde que tengo quince años. Y he ido a muchísimos lugares alrededor del mundo. Desde Estados Unidos hasta La Antártida. Mi vida ha sido un completo viaje. Ya que, como no he podido estabilizarme, viajar ha sido mi mejor opción.

-Si mamá,- dije dulcemente, intentando tranquilzarla.- estoy completamente seguro. No te preocupes por mí, estaré bien. Como siempre.- besé su frente y tomé mi maleta para dirigirme hacia la puerta.

Mi padre estaba parado junto a la puerta, al lado de Rob.

-Suerte hijo, cuídate.- dijo mi padre abrazándome.

-Gracias pa, nos vemos en un mes.- dije sonriendo.

Salimos con Robert y nos dirigimos hacia la camioneta de Andrea. Ella nos llevaría hasta el aeropuerto y nos despediría.

-¿Están listos, mis hombrecitos?.- Andrea siempre había sido muy dulce con todo el mundo, poniendo apodos como corazón, mi nene, cosita, y demás cosas raras. Supongo que aveces podía ser algo incómodo. Pero de alguna manera a todos nos gustaba que ella fuera así. Se sentía como tener una segunda madre. Sabías que ella siempre estaría ahí, dispuesta a ayudar. 

-¡Si, señora!.- dijo Robert emocionado.- ¡Vámonos!

Terminamos de subir las maletas a la camioneta y nos dirigimos al aeropuerto. Unos minutos antes de llegar, Rob habló muy entusiasmado.

-Bueno, Mike.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.- La cosa es así; tomamos nuestro vuelo hasta Atenas, y allí almorzamos. Luego tomamos otro vuelo mucho más corto hasta Skiathos, una isla cercana a Skopelos, y finalmente nos subimos a un Ferry que nos llevará hasta el puerto de Skopelos. Y así de fácil, ¡Pasamos el mejor mes de nuestras vidas!

-Gracias, Robert.- dije algo sentimental.- En serio. Eres el mejor.

-Oh, Dios mio, dime que no me besarás en este instante.- rodó los ojos.

Me reí y le golpeé el brazo jugando.

-Hemos llegado, chicos.- dijo Andrea girando la cabeza hacia atrás para mirarnos.- Los quiero. Que tengan un buen viaje.

-Gracias por traernos Andre, te queremos también.- dijo Rob, sonriendo y bajó de la camioneta para sacar nuestras maletas del baúl.

-Te quiero Andrea, nos vemos luego.- me acerqué hacia el asiento del conductor y la abracé. Le dí un beso en la mejilla y me despedí por última vez para bajar de la camioneta.

Robert estaba parado junto al automóvil con las maletas a su lado. Le sonreí y tomé mi maleta. Comenzamos a caminar hacia la puerta de entrada al aeropuerto y antes de poner un pie dentro del lugar, Rob pegó un grito de niña a la cual regalan su primera Barbie.

-¡¡¡Grecia, allá vamos!!!.- exclamó.

  

Eran las seis de la tarde. Nuestro vuelo salía a las siete, por lo cual paramos a comer algo y compramos algunos aperitivos por si acaso. Nos sentamos en un banco frente a un local de comida rápida y tomamos nuestro café con medialunas.

Robert estaba tan entusiasmado con todo esto. Podía verlo en su cara. Hasta podía sentir que su cuerpo emanaba felicidad. Y me alegré mucho por el, ya que muy pocas veces podía verlo así, (por lo general lo podía ver en ese estado cuando se emborrachaba, pero no sentía tan agradable como cuando lo hacía normalmente). 

KerianneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora