Capítulo 4

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Capítulo 4

Al otro día me desperté bastante molesto. El maldito sol que entraba por el balcón estaba quemando hasta las neuronas de mi cerebro. Alguien se había levantado más temprano y abierto las puertas del balcón para que entrara la luz del condenado sol, lo cual se siente muy lindo cuando te encuentras levantado y tienes ganas de estar al sol. Pero no era esa la ocasión, y estaba a punto de matar al desconsiderado que disfrutara de haber abierto las putas puertas. Decidí hacer algo al respecto. Tenía dos opciones, 1) levantarme a cerrar las puertas y las cortinas para volverme a acomodar en la cómoda cama, lo cual era muy simple y seguramente efectivo, pero no tenía las ganas para hacerlo, y 2) taparme con la manta para intentar alejar un poco el calor. Me pareció que la opción número 2 era mucho más fácil, asi que la escogí. Me cubrí con la manta de cabeza a pies, rogando que funcionara y pudiera volver a dormir de una maldita vez. Por desgracia, sentí que era un pollo que tuvo la mala suerte de ser metido en un asador tamaño humano.

Ya harto, con ganas de rajar la manta en miles de pedazos, opté por levantarme y empezar el día productivamente. Tiré la manta a la otra punta de la litera y me senté dejando mis pies colgando. Coloqué las dos palmas de mis manos cubriendo todo mi rostro y presioné intentando desvelarme. Suspiré y me quedé un momento sentado en la cama, observando más allá del balcón. La mañana en Grecia se veía realmente hermosa. El sol que tanto me había fastidiado hacía que todo luciera mejor, cubriendo toda la isla como una túnica transparente y reluciente. Me levanté y vi que Roxanne y Matthew ya se habían levantado, pero Kerianne y Robert seguían durmiendo. Ella se veía tan diferente durmiendo. Parecía otra persona, en el buen sentido. Se veía más pacífica y su aire de superioridad había desaparecido completamente. Observé sus labios y me di cuenta que dormía con la boca un poco abierta. Sus labios se veían tan malditamente sensuales de esa forma que me dieron ganas de morderlos, pero no parecía correcto hacerlo. Obviamente no era correcto. Sería totalmente raro abrir los ojos y ver que alguien está comiéndose tu boca. Y supongo que también sería algo raro para mí, ya que en algún futuro, cuando alguien le preguntara a Kerianne, “¿te acuerdas de Michael?” Ella seguramente diría algo como, “Ah, sí, el chico que me vio como una especie de milanesa y quiso comerme”. Definitivamente no estaría bien.

Caminé hacia el baño, hice pis, me lavé los dientes y la cara, y baje las escaleras para conseguir algo de comer. Vi que Roxanne y Matthew estaban sentados frente al televisor viendo alguna película. Matt sintió mi presencia y se giró.

-¡Eh!, buen día.- dijo sonriendo y haciendo que Roxanne también me notara.

-¿Cómo has dormido?- me regaló una sonrisa simpática.

-Hola,-dije saludándolos con mi mano.- he dormido muy bien, gracias.

-¿Quieres tomar algo? ¿Te gusta el café?- dijo Roxanne.

-Sí, café está bien.

Roxi me hizo café y me dio galletas. Me senté en la pequeña mesa para cuatro y comencé a tomar mi bebida. Hoy tenía que empezar a averiguar la historia de Kerianne, tenía que pensar por dónde comenzar.

.

Luego de que Kerianne y Robert por fin decidieran que ya era hora de levantarse y almorzar, decidimos que todos iríamos a la playa. Preparamos todo y salimos.

A mitad de camino, casi llegando a la playa, me puse a mirar al resto del grupo y a analizar por medio de quien empezaría a averiguar lo que me había propuesto. Por delante de mí, caminaba Roxanne hablando con Robert, que caminaba a su lado. Kerianne caminaba sola, como era de esperar. Y Matthew también estaba solo, asi que decidí que empezaría a averiguar lo que quería con su ayuda. Me acerqué y comencé a caminar a su lado.

KerianneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora