Y al octavo suspiro,
a la sexta campanada de la Iglesia,
tu chico de las palomas
emprendió el vuelo,
jurándote amor eterno.
Y tú pensaste que estabas lista.
Una lástima, querida mía
[porque no fué así]
Y al octavo suspiro,
a la sexta campanada de la Iglesia,
tu chico de las palomas
emprendió el vuelo,
jurándote amor eterno.
Y tú pensaste que estabas lista.
Una lástima, querida mía
[porque no fué así]