Ay, querida mía
no negaré
que te tomé cariño
¿quién no lo haría
si hubiera visto tu historia
desde un principio?
Lo único que diré es que en tu cuerpo
no se borraron las palomas
de tu chico
ni siquiera con el roce de la tierra
ni la madera
ni con la escasa luz
que ya te cubre.