Intro

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Dos meses hace que estoy aquí. Annie aún no despierta y los médicos están empezando a perder las esperanzas. Un día incluso llegué a oír a una enfermera susurrarle a otra algo como "solo un milagro la haría despertar". Eran educados y simpáticos conmigo, pero no estaba sordo, ni era tonto, y escuchaba comentarios cuando iba a por un café, a por algo de comer o a fumar un cigarrillo a la puerta del hospital. Y sabía que hablaban de mi, sabía que hablaban de mi mujer, porque me miraban y después susurraban, pero yo tenía un buen oído. Lo había tenido siempre, y también lo tengo ahora. Todos los días llego al hospital cinco minutos antes de que abran las puertas para las visitas y me tomo un café en la terraza mientras me fumo un cigarro. Después subo, doy un beso en la frente a Annie y le doy los buenos días. Le pregunto como ha dormido, y le cuento lo que he soñado. Que la mayoría de noches es lo mismo, llego al hospital y ella me espera, sonriente, con la maleta hecha para volver a casa. Después pregunto al médico como evoluciona y luego me siento a su lado, agarro su mano y le cuento lo que han hecho nuestros hijos en el colegio. Todavía no le he contado que perdió a Dani en el accidente, no sé como hacerlo, no me atrevo. Chris viene poco antes de la hora de comer, se queda con ella en lo que bajo a comer y me fumo otro cigarrillo. Subo y hablo un rato con él, Maite va a buscar a mis hijos al colegio y les da de comer. Chris se va a media tarde, y al rato viene Maite. Me cuenta lo que han hecho mis hijos y sobre las ocho de la tarde voy a su casa a recogerles para pasar tiempo con ellos. Maite se queda con Annie hasta que echan a los visitantes. Acuesto a mis hijos y voy a mi habitación. Abro la botella de whisky y relleno un vaso, me meto el cigarro en la boca y oigo a Annie decir "no fumes aquí, me llenas todo de humo, ve a la terraza". Le hago caso, salgo a nuestra terracita y me siento en una hamaca, mirando al cielo. Y pienso en lo mismo, una y otra vez viene a mi mente lo mismo.

- Está lloviendo mucho, voy yo - dije a Annie.
- Le prometí que iría a buscarla y la llevaría a comprar ropa después, Poncho, no va a pasar nada - contestó ella poniéndose ya el chubasquero y agarrando las llaves del coche - estaremos bien - dijo acariciándose la tripa, en la que estaba creciendo nuestro pequeño Dani.
- Llámame por favor, y cualquier cosa te paras - le advertí - no me gusta que salgas cuando hace así.
- Pero sabes que siempre me salgo con la mía - me guiñó el ojo y se rió - Miguel, dame un beso, me voy a buscar a tu hermana.
- Yo también - dijo emocionado.
- No, tú te quedas conmigo campeón... La casa para nosotros, vamos a jugar a lo que quieras.
- Mejor me quedo - sonrió, Annie rió y le dio un beso y un fuerte abrazo.
- Te quiero tanto pequeño - le dijo amorosa - no crezcas nunca. Te amo gatito - me miró.

Me dio un casto beso y después salió por la puerta a buscar a Mía, la cual estaba en inglés. Miguel y yo nos pusimos a jugar y bailar, le encantaba moverse y a mi que fuese tan activo. Estaba haciendo cosquillas a mi hijo cundo mi móvil sonó.

- ¿Si? - contesté medio riendo todavía.
- ¿Es usted Alfonso Herrera?
- Si - comenté algo más serio - ¿Quién pregunta?
- Le llamamos del Hospital Cielo Salvador, su mujer Anahí Herrera ha tenido un accidente.
- ¿Cómo? - no podía creer lo que me decían - no, no es posible... Mi mujer está con mi hija, tenia inglés, la tenía que ir a buscar.
- Me temo que no ha llegado señor... Un camión se desvío de su carril y bueno... Será mejor que vaya a buscar a su hija, o que alguien se encargue de ella y venga al hospital.
- Voy ahora mismo.

Miguel me miraba con su carita inocente sin entender lo más mínimo. Llamé a Chris, dijo que él iría a buscar a Mía y que llevase a Miguel a casa. Preparé a mi hijo todo lo rápido que pude, lo llevé con Maite y salí corriendo al hospital.

Siempre a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora