7: La taza de té

215 68 0
                                    

Ten

Me encontraba extraviado, perdido en los pensamientos de mi cabeza, pensando que algún día podría estar feliz de mis decisiones o estar seguro de lo que sentía verdaderamente por dentro. Y aunque quisiera ser ese ángel ejemplar, o un hermano mayor tan capaz de dar la cara por la familia, sabía que ahora mismo no me lo merecía.

Mamá cada vez se volvía más insoportable, me acusaba de cosas que no había hecho y siempre tenia una idea para no dejarme salir de casa, incluso si era importante.

Mis razones se volvían débiles y aunque las mariposas siguieran revoloteando dentro de mi, sabía que debería detenerlas o callar lo que anhelaba en mi corazón, en mi mundo. Tenia tantas ganas de salir y gritar, perderme entre los árboles con nieve fresca mientras el frío calido tocaba mi piel pero, creo que estar en mi casa era lo mejor según mi madre.

Pero, yo estaba bien si podía verle por un segundo, apreciar ese rostro perfecto aunque sea por una vez más. Ver esos oscuros y penetrantes ojos llenos de emociones escondidas que llaman mi atención, todo de el me llamaba la atención.

Pronto llegaría la luna azul y nuevamente esa fiesta del clan estaría cerca de un sendero despejado para apreciar las tonalidades perfectas de ese fenómeno que pasaba una vez al año, las ofrendas estarían llenas de orquídeas moradas, una gran fogata en el medio y ángeles ancianos dando resos extraños.

Baje las escaleras tan aburrido y abrumado por lo nada que ocurría durante el día, definitivamente quería ir a ver a Hendery preguntarle que como estaba pero, me era imposible salir tan fácilmente y con suerte Jisung me ayudaba a saber un poco de su estado de salud, me mantenía tranquilo.

- ¿Adonde vas?.- la voz un tanto picante de mi madre sonó desde el living y con un suspiro baje le mire.

- Quería tomar aire ¿acaso tampoco puedo?.- sone un tan irónico mientras le miraba pararse del sofá mientras caminaba donde mi.

- Lo hago para..protegerte.- hizo una sonrisa de lado.- Vuelve pronto.- toco mi hombro y subió las escaleras.

Lo encontré..incrédulo. Decir que lo hacia para protegerme, yo era mayor de edad y..sabía cuidarme por mi solo o eso creía.

Salí con una bufanda floja en mi cuello, había un aire de tarde frío y la nieve se veía opaca en los árboles. Sabía que pronto mi ser estaría en la punta de mi alma y mis colores de desprenderian, odiaba que la luna manejará mis acciones por dentro. No quería que mis ojos se tornaran de colores distintos.

Lo odiaba.

Camine por ese pasillo de árboles solitarios, mientras escuchaba mis pisadas suave en la nieve y la helada de la noche caer por mis hombros. El aire era fresco, tan a mi gusto que mientras combato con mis pensamientos puedo tener algo de paz o..una esperanza que no me haga enojarme conmigo mismo...aunque así debería ser.

Nisiquiera sabía a donde quería llegar pero, mis piernas no se detenían y como un niño intentaba guiarme a el, una vez más. No debía hacerlo, si ya estábamos alejados por nuestros mundos diferentes yo..no debía cambiar eso.

Pero, aveces las cosas no se pueden cambiar y yo, no podía cambiar mi rumbo entre el paso al otro mundo y lo hice. Un aire llego a mi en un vaivén, sabía lo que significaba, hasta el espíritu de ese bosque sabía que un enemigo había traspasado la línea.

La nieve se veía más opaca que hace un momento y ese frío traspasaba mis huesos hasta hacerme temblar por el tacto del aire en mi rostro.

- Te ves perdido, lindo joven.- una voz desconocida sonó desde la maleza que había en mis costados, era una voz dulce y a la vez...extraña.

Peccatum - TaetenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora