Capítulo 06

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Harry no entendía porque los días pasaban rápido cuando deseaba que fueran lentos. Quedaba sólo un día para la primera prueba y los nervios incrementaron en demasía. El ambiente se hizo más pesado y la mayoría de estudiantes cuchicheaban muy cerca de sus oídos. Además las burlas de algunos alumnos sobrepasaron sus límites. Se le complicaba concentrarse en las horas de clases por lo que aquella mañana recibió un buen regaño de la profesora McGonagall.

Se disculpó inmediatamente porque no logró escuchar que la profesora lo llamaba varias veces para que leyera una página de su libro de Transformaciones. Las risas no se hicieron espera pero fueron calladas abruptamente por la reprensión de la maestra. Cuando la profesora McGonagall dio por terminada las clases, el muchacho recogió todos sus materiales para salir rápidamente de aquel lugar. Sin embargo, una voz lo detuvo en su camino hacia la salida del salón.

-¿Por qué tan distraído, Potter? - Preguntó Draco Malfoy con una sonrisa maliciosa. -¿Estás pensando cómo va a ser tu entierro mañana?

-¡Cállate, Malfoy! Parece que no tuviste suficiente la última vez... - Metió la mano al bolsillo de su túnica para sacar la varita pero alguien agarró su muñeca para detenerlo.

-Déjalo, Harry. No vale la pena. - Hermione miró con odio al rubio y notó como Crabbe y Goyle se ubicaban atrás de éste.

-¡Oh! Llegó tu defensora, Potter. - Los tres amigos rieron con mucha fuerza y Harry pensó que en cualquier momento se romperían sus cuerdas vocales, lo cual sería fantástico.

-¡Vamos, Harry! No desgastes energías en éste trío de torpes. - Lo jaló del brazo, pero parecía que su amigo no tenía intenciones de moverse.

-Hazle caso a tu novia, Potter... O debería decir tu ex novia porque Krum ya te la quitó. - Rio con más ganas que antes. - Como sea, debes ir a meditar las últimas horas que te quedan de vida. Fue un gusto conocerte. - Caminó hacia la salida empujándolo con el brazo.

-¿A qué te refieres con eso de ex novia? - Preguntó curioso dándole el privilegio a su enemigo de sonreír aún más.

-¿Cómo es posible que no te hayas enterado? Todos en el colegio lo saben. - Lo miró fijamente a los ojos con un brillo astuto y luego colocó una mano en su pecho fingiendo preocupación. - Bueno... No me gusta meterme en la vida de los demás, así que...

-¡Ya basta! - Gritó la castaña desesperada. - ¡Vámonos, Harry! Lo único que quiere es provocarte.

-¡No! ¡Espera, Hermione! - Se zafó del agarre que estaba haciendo la muchacha para jalarlo hacia la salida del salón.

-No tienes porque malgastar tu tiempo con ellos. Mañana es la primera prueba y no debes perder la concentración. - Se cruzó de brazos con el ceño fruncido. Si no lo detenía ahora, de seguro ese par no terminarían bien.

-¡Estoy listo para mañana! No tienes porque hablar como si voy a morir. - No comprendía porque la gente se empeñaba en recordarle el fatal final que tendría mañana. La mayoría lo daba por muerto.

-¡Ups! Pelea de enamorados. - Rieron a carcajada los tres y antes de que Draco dijera algo más, la profesora McGonagall ingresó al salón regañándolos.

Todos los jóvenes tuvieron que retirarse de inmediato. Lo que saliera de la boca de Malfoy eran puras tonterías. Sin embargo, Harry no pudo evitar prestar atención a lo que había dicho. Si su mejor amiga ha decidido no contarle sobre su posible relación, no tendría porque preguntárselo. Tampoco gozaba de valor suficiente para andar indagando con sus compañeros, sobretodo porque ha estado tratando de pasar lo más desapercibido posible desde que salió su nombre en el cáliz de fuego. Quizás tenía miedo de descubrirlo.

En la tarde asistió a sus clases con normalidad, pero su mente estaba en otra parte. Después de cenar se sentó en el sofá que se encontraba en la sala común de Gryffindor. No supo cuanto tiempo se quedó mirando el techo hasta que un silencio tranquilizador lo rodeó, miró la hora y se asustó al ver que ya era muy tarde. Debía descansar porque mañana sería un día ajetreado, así que se paró del sofá, pero antes de dar media vuelta, el cuadro de la Señora Gorda se abrió anunciando la llegada de alguien.

-H-hola... H-Harry... - Ginny Weasley palideció al verlo y comenzó a temblar. Harry notó que llevaba una bolsa llena de libros.

-Hola. ¿Sucede algo? - Preguntó preocupado porque parecía que la muchacha se iba a desmayar en cualquier momento.

-N-No... E-Estuve estudiando hasta muy tarde y... estoy cansada.... Buenas noches. - Caminó rápidamente sin dirigirle la mirada para llegar a la escalera que conducía al cuarto de chicas. Harry identificó algunos libros de cuarto año en la bolsa que llevaba.

Iba a corresponder la despedida pero la chica subió las escaleras como alma que lleva el diablo. Le pareció extraño el comportamiento de la pelirroja, pero lo más raro fue que llevaba una bolsa repleta de libros de cuarto, curso que él estaba estudiando ese año. Ginny era un año menor. De pronto ingresó por el cuadro Neville Longbottom agitado.

-¡Hola, Harry! ¡Que bueno que te veo! - Se inclinó colocando sus manos en la rodilla para poder respirar bien.

-Hola, Neville. ¿Por qué luces tan cansado? - Sacó la varita y puso en práctica el encantamiento convocador. - ¡Accio! - Inmediatamente atrajo una botella de agua, la cual se ubicó en su mano. Sonrió satisfecho y se la brindó al muchacho.

-Gracias. - Tomó todo el líquido sin detenerse a respirar. -¡Ufff! Vine corriendo lo más rápido posible. Algo horrible está pasando con tu amigo cerca del bosque prohibido. Yo venía del invernadero... Bueno, debo ir de vez en cuando para allá ya que la planta que estoy a cargo ha brotado unas espinas amarillas y ya se lo comenté a la profesora Sprout, pero me dijo que debo vigilar constantemente. ¿Sabías que esas espinas pueden- No terminó porque el chico lo interrumpió.

-¡Neville! ¿De qué amigo me hablas? ¿Qué pasó? - Preguntó Harry exasperado.

-¡Ah, sí! Disculpa que me emocione con mis plantas, pero debes comprender que es mi asignatura favorita. Hace días la profesora Sprout me felicitó por-

-¡Neville! Después me cuentas eso. Dime, ¿Qué ocurrió?

-¡Oh! ¡Tienes razón! Es tu amigo, Ron. Estaba discutiendo con Malfoy y de pronto ambos comenzaron a lanzarse hechizos. No quise ir en busca de algún profesor porque se puede meter en graves problemas, pero tampoco me permitieron intervenir los compinches de Draco.

-¿Ron? - Preguntó sorprendido. - Pero, ¿Que hacía él afuera a éstas horas? Bueno, no importa, debo ir a ayudarlo. - Salió rápidamente de la sala común. A pesar de que ambos estaban peleados, Harry sintió la necesidad de ir ayudar a su amigo.

Cuando llegó observó como Ron y Draco tenían una pelea de varitas, ambos lucían desastrosos y sin ninguna intención de detenerse. Los compinches del rubio parecían porristas apoyándolo. La voz de Rubeus Hagrid se escuchó a lo lejos. El guardián de las llaves y los terrenos de Hogwarts, se aproximaba acompañado de Argus Filch, el conserje del colegio, junto a su gata, la Sra. Norris. Los muchachos estaban tan concentrados que no pararon hasta que Filch los amenazó, pues conocían perfectamente su odio a los estudiantes.

Harry fue visto por todos los presentes y supo que también sería castigado ya que Filch no permitiría que éste saliera ileso. Hagrid trató de suavizar la situación pero fracasó en el intento. El conserje se empeñó en utilizar el aplastapulgares con los chicos. Es una máquina de tortura construida desde la edad media, consistía en un instrumento de hierro mecanizado, por lo que se podía controlar el nivel de desgarramiento e ir torturando lentamente a la víctima comenzando por el aplastamiento de las uñas, nudillos, dedos y hasta llegar a destruir la mano sin matar a la persona.

Los adultos llegaron a un acuerdo y Hagrid les pidió a los jóvenes que los acompañe para cumplir con el castigo. Draco se negó varias veces pero las amenazas de Filch fueron suficientes para acatar sus órdenes. De todas formas, éste le tenía miedo. Filch se retiró con una sonrisa satisfactoria por lo que los muchachos pensaron que les tocaría algo peor que adentrarse al bosque prohibido. Cuando llegaron a la casa de Hagrid, éste les ordenó esperar afuera un momento, mientras iba por unas herramientas.

Harry vio como Malfoy le pedía algo a Goyle y éste le entregaba un bulto de papel. Era el periódico mágico, El Profeta. - Veamos... - Dijo el rubio comenzando a abrir el periódico y ensanchó una enorme sonrisa al encontrar el artículo deseado. -¡Aquí está! - Tosió para afinar su garganta y leyó:

"El campeón de Hogwarts, Harry Potter, ha llevado por mucho tiempo una profunda tristeza en su corazón debido a la pérdida de sus padres. Sin embargo, hallar el amor en Hogwarts le devolvió un poco de dicha a su vida.

Fuentes confiables aseguran que una estudiante de su mismo curso, Hermione Granger, hija de muggles, cambió al cuarto campeón por el gran buscador de Quidditch Búlgaro, Viktor Krum.

Esperemos que sus padres desde el cielo puedan enviarle todas las fuerzas necesarias para sobrellevar ésta ruptura y no quede preso del dolor a causa del desamor."

Harry no tenía idea de hasta donde podrían llegar las mentiras de la reportera Rita Skeeter para conseguir la atención del público. La mayoría tenía conocimiento de los argumentos exagerados y medianamente creíbles. Sin embargo, no ha sido impedimento para que las personas continuaran comprándolo y por lo tanto elevar sus ventas. Tampoco tuvo noción del momento en que elevó su puño derecho para propinarle un golpe en la cara a Draco Marlfoy. Harry no era un chico violento, pero si se metían con lo suyos era capaz de rugir como un verdadero león de Gryffindor.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2020 ⏰

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Tres pasos de baile confirman una historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora