XIII

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Después de bajar del tren fuimos directamente a la casa en la viviríamos, diría que disfrute el viaje, pero seria mentira, odio viajar, lo unico que lo hizo pasable fue la presencia de Gilbert. Una vez en la casa conocí a George, Antón y William, chicos que también asistirían a la facultad con nosotros.

Me emocioné mucho al hablar con ellos, es como si me sumergirse en otro mundo, hablan de cosas tan divertidas y curiosas a la vez, trataba de no reír tan fuerte pero era inútil, inclusive Gilbert reía, cosa que no hacía más que hacerme feliz.

La tarde paso rápidamente ente risas, tanto que ya había anochecido cuando entramos a nuestra habitación, la idea de compartirla con Gilbert me estremese, de cierta forma es comprensible, compartir habitación con tu novio sin estar casados, es algo fuera de lo normal.

La habitación en la que nos quedaremos es enorme, la más grande en la que he estado jamás, camino hasta estar en medio de ella, y miro a todos lados, tiene una gran ventana que deja filtrar la luz de luna de una manera encantadora, y junto a ella una pequeña mesa con dos sillas, perfecta para leer y estudiar con Gilbert: un flash rapido de nosotros dos juntos tomando el te vino a mi mente y sonreír: seguí mirando, la habitación tiene dos escritorios, un gran clóset y algunos baúles, que combinan con todo lo demás, debió costarle una fortuna a la tía Abigail, tendré que sacar muy buenas calificaciones para poder pagárselo.

-Este lugar es increíble- dice Gilbert mirando todo con la misma curiosidad que yo.

-En eso estamos de acuerdo.

-Le debo un gran lote de manzanas a tu tía por esto- dice aún contemplado el lugar.

Nunca había visto a Gilbert tan curioso y se adorable, como si fuera un pequeño niño, claro que yo estoy igual, sin embargo ya no puedo ni conmigo misma.

-Estoy agotada, el viaje y la cena me tienen más que cansada- digo para tirarme en la primer cama que vi.

Gilbert sonrie y se sentía en la otra, no había notado lo lejos que están la una de la otra, extendí mi mano hacia él, pero por más que lo intento no lo alcanzo.

-Estas muy lejos- digo desanimada.

Gilbert sonríe y alza una ceja.

-Yo me encargo- dice para levantarse de su cama.

Lo miro confundida, inesperadamente empieza a jalar su cama hacia mi, se detiene hasta que casi se tocan, luego se tira en ella, y quedamos de frente, es tan lindo, me acerco más a él.

-¿Mejor?- dice para tomarme de las manos.

Asiento con la cabeza, y sonrio, no se que hice para merecer un chico tan maravilloso, pero debió ser algo increíble; poco a poco acortó la distancia entre los dos, como si un imán nos atrajera, no tarde en besarlo, al inicio fue dulce, pero rápidamente se intensificó, como en esa noche en el campo; en poco segundos, ya me costaba un poco respirar, sin saberlo mis pensamientos se nublaron y mis manos se posaron en su pecho y él me tomo por la cintura, en un movimiento ya estaba sobre de él, continuamos besándonos, mi mano se cuela entre su camisa y siento la piel de su torso, es tan suave y algo fria, pero aún asi la acaricio, él pasea sus manos por toda mi espalda, dejando escalofríos por dónde pasa.

Gilbert hace algo extrano con su lengua en mi boca, de la impresion me separo de el repentinamente, alli me doy cuenta de lo estábamos haciendo y me separé de un brinco, ya veo porque dicen que no es bueno compartir habitacion con un muchacho, Gilbert se sorprendió y luego me miro apenado.

Amor Eterno (Gilbert Blythe, Lucas Zumman x ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora