Rodeada de girasoles negros,
siempre se hallaba,
tan paralizada por sus miedos
y sin entender nada.Girasoles negros que no buscan el sol
que no le queda color.Al igual que ella.
Ella ya no esperaba esa luz.Condenada,
desde el mismo día que nació.
Condenada,
sin motivo, sin razón.Su cultura, sus creencias
la obligaron a ser quien no era,
caerse por el que no vela
y callarse aunque no quiera.Ya está acostumbrada
ya observo el mismo panoramaHuyó y huyó hacia el campo
huyó hacia los jardines.Lejos de aquella oscuridad,
Soñando con una nueva canción.
Huyó hacia la ciudad
Queriendo arreglar su corazónY aún huyendo
los girasoles negros la encontraron,
la acorralaron y la afixiaron
Hasta que sus ojos se volvieron girasoles negros.