Fuego.Aquellas llamadas rojizas estaban por todos lados haciendo arder todo a su paso, quemando hasta el ultimo rincón de aquel humilde hogar. Lo que no quemaba lo destruía.
El fuego estaba fuera de control, debido a eso habían dos cuerpos sin vida a mitad de la sala, ardiendo en llamas.
-"Mamá, Papá".
El pequeño pelinegro de ojos azules estaba asustado mirando todo a su alrededor quemarse, apenas podía moverse ya que el calor y el fuego en vez de desvanecerse aumentaba. No tenía por donde escapar y ni siquiera sabía donde estaban sus padres. Estaba atrapado en su habitación.
-Mamá, Papá -Siguió gritando pero nadie respondía -Mamá.
Jano despertó sobre sobresaltado, su pecho subía y baja, su respiración estaba irregular y gotas de sudor salían de su pálida piel.
Dicen que el tiempo cura hasta la más grande herida. Pero para Jano no era fácil sanar, en solo una noche había perdido todo, su hogar, sus padres.
Ya habían tiempo de aquel incendio, y mientras más pasaba el tiempo en vez de olvidar era casi imposible controlar las pesadillas que rondaban sus sueños desde entonces.
Jano observó a sus compañeros de cuarto dormir, no hablaba con nadie en aquel orfanato excepto con Sofía. Sonrió al recordarla. Aquella niña rubia de ojos verdes lo había hipnotizado.
Un pequeño ruido de una puerta abriéndose llamó la atención de Jano ya que todo estaba en completo silencio hasta que se escuchó aquel chirrido.
El joven frunció el seño y se levantó de su cama. Estaba prohibido salir de sus habitaciones a esas horas de la noche pero tenía curiosidad.
Salió de su habitación cerrando la puerta de manera silenciosa detrás de él y empezó a caminar por los amplios, sobrios, los desiertos y oscuros pasillos. La puerta de la oficina de la madre superiora estaban abierta.
Jano enarco una de sus cejas y hizo una mueca. Con curiosidad, de manera silenciosa se acercó hasta la oficina y entonces la vio.
Sofía estaba subida en un pequeño banquito para alcanzar uno de las novelas románticas que tenía incautadas la madre superiora.
Al alcanzar el libro Sofía sofia sonrió y observó al pequeño oso de peluche dejado de su brazos.
-¿Ves timoti? Te dije que si alcanzamos -Habló con su oso de peluche como si de una persona se tratase.
-¿Que haces Sofía? -Preguntó Jano.
Sofia se sobre salto y tapó su boca con una de sus manos para no hacer ningún ruido.
Al darse la vuelta y observar al pelinegro junto a la puerta suspiró aliviada.No quería ser castigada por la madre superiora o alguna de las monjas del orfanato.
-Me asustaste - Susurró y se dispuso a bajar del banquito.
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Llévame al pecado
Novela Juvenil"Un pecado puede ser una entrada al paraíso o un pase directo al infierno" -Jano Callister.