(Otro extra porque re daba escribirlo, jajajaja, sí).
[Esto es algo sotf(???)].
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(Después de unas semanas...)
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Se podría decir que ,después de aquel incidente, las cosas entre Volkov y Horacio se habían puesto algo frías.
El comisario Volkov había regresado de sus días libres con mejor ánimo y desde hace tres semanas hacía de forma correcta su trabajo. Pero ,también, en esas tres semanas no paró de estar ignorando a Horacio.
Era algo que no podía evitar.
Volkov aún se sentía avergonzado por aquella noche y ,además, el hecho de que Horacio se haya olvidado de todo hacía que su corazón se sintiera amargo. Él aún vivía aquella noche como si fuera ayer; la soñaba y se sentía tan complicado.
Llevaba tres semanas evitando a Horacio porque no tenía la cara para enfrentarlo. No podía cuando tenía cada beso y caricia del hombre en su mente. A pesar de haberse dicho que lo olvidaría, que no era nada, que era sexo sin sentido; Volkov no podía olvidarlo y estar normal enfrente de Horacio no era posible.
Este era su nuevo problema; y no podía creer que después de apenas superar la muerte de su amigo tendría que sufrir este tipo de problema.
Su mente y corazón estaban en conflicto. Y sólo tenía en claro que haberlo hecho con Horacio le despertó sentimientos variados.
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En el vestuario, Gustabo notó que el humor de Horacio estaba bastante sombrío; tenía cara de pocos amigos. Y eso era aterrador.
Gustabo pensó por un momento y luego decidió mejor molestarle. Después de acomodarse la porra y el taser, se acercó a Horacio con una mueca burlona.
Gustabo— Eh, cara mierda, ¿quién más te ha ignorado hoy? Aunque sólo existe una persona que lo hace, eh.
Horacio ,que estaba tratando de mejorar de humor, volteó a ver a su hermano con un humor aún más fastidioso. Frunció las cejas; a veces Gustabo podía ser un maldito toca-cojones cuando quería.
Suspiró.— Gustabo, si tu intención es animarme, mejor no me hables.
Gustabo levantó las cejas y se apuró en agarrar el brazo de Horacio cuando vió que este quería irse del vestuario.
Con este resultado, se arrepintió un poco de haberlo molestado.
Gustabo— ¡Pero ,hombre, no te enojes así! —empezó a decir.— ¿Todavía no has podido hablar con tu niño? No te lo creo, Horacio, ¿todavía te ignora?
Horacio notó que Gustabo preguntaba en serio y se calmó un poco. Volvió a suspirar con angustia y asintió; y viendo que Gustabo ponía cara de querer charlar sobre el asunto, Horacio se apoyó contra la pared, listo para empezar la charla.
Horacio— Es así, Gustabo, Volkov aún se escapa apenas me ve. Además, es horrible porque ni siquiera me mira... esto me pone muy mal.
Gustabo— Hostia, amigo, tu niño es muy frío, ¿por qué será que te odia ahora?
