04 | Duele, duele mucho.

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—Taehyung- lo removió un poco— Vamos, Taehyung, despierta.

—No, nereida, todavía es muy temprano. Hace mucho frio— dijo haciendo una nueva extraña. Jungkook no lo quería levantar en un día tan frío como este, pero tenía qué. No podía dejarlo solo cuando iría al campo a recoger algunas frutas y hiervas para cuando Yoongi volviera.

—No sé quién sea la tal nereida, pero claramente yo no lo soy.— dijo viendo cómo Taehyung ya había abierto sus ojos tallandoselos y quitándose las legañas que tenía, ¿Podía ser más tierno?

Taehyung todavía no despertaba del todo, por lo que se le hizo raro no ver a la nereida quién estaba encargada de su cuidado, una vez sus ojos ya estaban acostumbrandose a la luz que provenia de la ventana y su mente despierta se dio cuenta de que no estaba en su casa, sino por el contrario, seguía en la pequeña y acogedora casa de aquel azabache de nombre JungKook.

—Buenos dias— Taehyung se levantó rápido volviendo a entrar en la cobijas una vez sentir el frío por todo su cuerpo y JungKook solo pudo burlarse de aquella escena.

—Toma, tienes que abrigarte mucho. Hoy iremos al campo a recoger algunas cosas.

Taehyung asintió tomando el poncho que JungKook le había dado, se sentía tan suave que de tan solo verlo podías asegurar que te iba a abrigar como ninguna otra cosa y así fue, el castaño estaba seguro que Kook fue el que había tejido eso.

—TaeHyung.

—¿Si?

—Lleva tus flechas, tal vez puedas cazar algo.

«♡⟵»

El viento golpeaba suavemente sus rostros y el sonido de este hacía del día uno muy hermoso, además de que las flores todavía estaban ahí dándole color al paisaje y que los árboles parecían danzar al compás del viento, los rayos del sol apenas y se sentían por más de que esté pareciera alumbrar con fuerza. El frío había disminuido un poco, tan solo un poquito.

JungKook estaba disfrutando el día, se le notaba en su linda carita.

—¡Que hermoso!— gritó sintiendo el viento golpear su rostro y sus manitas un poco heladas.

Ya habían llegado al sitio donde recogerían los frutos y hiervas. JungKook solo comenzó a caminar y después a correr por todo el lugar dejando a un lado la canasta que traía consigo, se sentía libre. Taehyung solamente se limitó a observarlo, su corazón latiendo a mil por hora al ver su linda sonrisa, su estómago doliendo al verlo tan feliz y tan lindo, su piel pálida brillando cuál porcelana ante el sol, sus cabellos azabaches moviéndose de arriba hacia abajo mientras él corría por el lugar con sus brazos extendidos, como si quisiera volar y Tae solo pensó en que en ese momento podría sacar a relucir sus blancas alas y llevar a Jungkook por los cielos elevándolo a lo más alto y dándole la oportunidad de tocar la suavidad de las nubes, pero no podía, simplemente no podía porque para JungKook, Taehyung no era nada más que un simple cazador y así se mantendría siempre, no quería que alguien se enterase de esto, no quería que alguien supiera lo de estúpido que había sido como para dejar caer una flecha sobre su pie.

—¡Taehyung!— lo llamó sacándolo de sus pensamientos- ¡Iré a buscar las cosas, no te vayas a mover de aquí!- gritó para después meterse entre los árboles y desaparecer, Taehyung pudo respirar un poco.

"¿Qué te pasa?" se dijo a si mismo mientras miraba al cielo, poco importaba ensuciarse de tierra ahora. Poco importaba lo demás cuando no sabía lo que sentía, cuando su corazón dolía tan fuerte que era incapaz de hablar.

Cuando cupido se enamoró ; tk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora