Capítulo II

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La noche cesó, el sol salió como un nuevo día, desperté algo confundido en la silla que estaba junto al sofá, como esperaba, la chica continuaba acostada allí sin reaccionar, tras un largo suspiro volví a estar de píe y caminé en dirección a la cocina.

Una vez allí sentí un ruido desde la habitación de Ingrid, avancé hasta allí y ví a mi abuela con problemas para levantarse, estaba sentada en el suelo por lo que accedí a ayudarla.

- no... yo puedo sola.- respondió con firmeza así levantarse lentamente.

- debes dejarte ayudar a veces...- dije preocupado al verla reponerse.

Tras eso caminó como si nada a mí lado avanzando hacia la sala, se sentó en una silla y noté como observaba a la chica con cierta preocupación.

- ¿te dijo su nombre?

Preguntó en un tono suave, no supe que responder, ¿TX-31?¿qué clase de nombre sería ese? Por lo que simplemente tomé la decisión de inventar uno mismo.

- Hope... Así se llama ella.- en verdad no entendí mi elección, aún así el nombre me agradó y mi abuela pareció aceptarlo.

- ¿Hope? Curioso, nunca oí algo así.- sentí en su tono casi la misma sensación que en mis primeros días, solía hablar en ese tono.

Acabé el desayuno entre la conversación, llevé una taza de té para ambos junto a unas tostadas y comenzamos a desayunar juntos como era habitual, aunque es imposible negar que la presencia de "Hope" alteraba un poco las cosas.

Comí sin poder dejar de pensar en el día de ayer, al acabar llevé mi taza hasta la cocina donde limpie la misma y caminé hasta la puerta de entrada.

- abuela... saldré a investigar un par de cosas.- dije en un tono serio ya que hablaba en serio, tenía el presentimiento que ella podría llevarme a recordar mi pasado.

- ten cuidado... y no te preocupes por ella.- sentí la confiabilidad de sus palabras lo cual me alegró, y relajo.

Comencé a investigar sobre el lugar donde la habían encontrado, realmente era en medio de la calle por lo cual fue más que obvio el porque llamó la atención.

- ¿de donde se supone que vino?.- podría sonar raro, pero en verdad para pensar bien solía hablar sólo, además, no sabía cómo explicarlo pero siempre tuve tanto una visión y oído bastantes destacables.

En nuestro pueblo no había policía, y nunca hizo falta, era gente humilde, y en la mayoría de casos de investigación estuve yo como el principal al frente por lo cual tenía confianza.

Se suponía que ayer, a una hora indeterminada se oyó un grito, teniendo en cuenta la voz femenina y que al llegar Liz era la única mujer presente, supuse que ella sería la primera en verla, por lo tanto podría saber de donde venía.

Además de ello todas las personas a su alrededor ese día también podrían tener una idea de ello, por lo cual mí primera cosa por hacer sería preguntar a los vecinos, empezando por Lizbeth.

Caminé en dirección a su casa, la cual estaba frente a la de mi abuela, llegué allí al caminar unos pocos metros y toque la puerta.

- Liz cariño tocan la puerta, atiende!.- sentí el grito de la madre de Lizbeth, era bastante divertido para mi el comportamiento de ambas juntas.

- podrías levantarte de vez en cuando.- sentí el fastidio en sus palabras así que por un momento vacilé si preguntar o no, aunque la situación lo ameritaba.

TX-52 ESTOY VIVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora