1- Espejos y raspones.

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[presente]

-Mh?- Su espalda dolía como si hubiera sido golpeada muy fuertemente y su cabeza no paraba de retumbar.

-¿Donde estoy?- Sus ojos no terminaban de acostumbrarse a la oscuridad y su ansiedad iba creciendo a medida que recuperaba la conciencia.

Tras ella, un auto volteado y un montón de preguntas golpeaban su mente.

-¿Qué paso?-

Cuando por fin pudo equilibrarse sobre sus dos piernas, comenzó a caminar hacía la el poste lejano de luz que yacía solo en la oscuridad.
Cuando finalmente se acercó lu suficientemente al radio de luz de este, apreció la larga carretera que yacía tras ella.

Sus pies dolían y su cabeza también.

-¿Donde estoy?- Frotó sus ojos y miro sus pies.

Se encontraba descalza y su ropa estaba sucia por donde se la mirase, sus manos estaban llenas de restos de barro y sus brazos tenían uno que otro raspón y mucha sangre.

Un rayo se reflejo en su rostro e hizo que su vista se cegará, cuando finalmente se acostumbro al brillante destelló, pudo visualizar un espejo de pie unos pocos metros frente a ella.

-¿Por qué habría de haber un maldito espejo aquí?-

Se acercó a este y lo miro detalladamente.
Era de color azul marino con líneas curvilíneas cían, sus bordes eran clásicos y su forma era ovalada.

Tocó suavemente el espejó y este se la tragó.

En un abrir y cerrar de ojos se encontraba en su escritorio terminando su tarea de inglés y en la televisión se reproducía un capítulo de Skins.

-Hija, ¿Puedes bajar a comer? Te estoy llamando hace 15 minutos y ni siquiera me respondes un "Ya bajo".- Leigh la miro con los ojos de regaño que solo ella sabe poner y desapareció por el pasillo.

Evangeline susurro un "Lo siento mamá" a pesar de que esta ya se había ido.

-¿Qué mierda acaba de pasar?-

[...]

-Evangeline, no tocaste tu comida y se te va a enfriar.- Aiden meció su mano frente a el rostro ido de Evangeline y esta volvió en si.

-Lo lamento papá, pensaba en el examen del lunes, creo que voy a ir a estudiar a lo de Mía. Adiós.- Evangeline se levanto bruscamente de la mesa y corrió hacía la puerta para tomar su mochila e irse.

-¿Tú entendiste algo?- Aiden negó y volvió a mirar el televisor.

Mientras tanto, Evangeline corría lo más rápido que podía hacia la casa de su amiga Mía, esta vivía lo bastante cerca por lo que no le tomo menos de cinco minutos llegar.

Toco frenéticamente la puerta y la hermana menor de Mía, Adeline, abrió la puerta.
-¡Hola Eva! Mía esta en su habitación.- Evangeline le dió una sonrisa seguido de un gracias rápido para subir a la habitación de su amiga.

-¡Mía, no se que acaba de pasarme pero creo que viaje en el tiempo!- Mía salto de su cama por el susto pero luego comenzó a reír por la locura que había soltado su amiga.

-Eva, ya deja de tomar esos batidos "fitness" te están arruinando el cerebro.- Mía volvió a su portátil y Evangeline se sentó frente a ella.

-¿Arruinarme el cerebro? Lo que te estoy diciendo es verdad Mía, mira.- La pelinegra comenzó a buscar algo pero no sabía que.

Una marca, un raspón, ¡Algo!

-¡Aquí esta! Mira tonta, esto no lo tenía ayer y tu me viste ayer.-

Apuntó el raspón todavía fresco en su brazo y Mía se acercó a este.

-Pudiste habértelo hecho sin querer Eva, deja de decir estupideces.- Su amiga se levantó de la cama y caminó hasta su escritorio para buscar una curita entre las cosas de su cajón y luego acercarse a Eva.

-Eres un poco tonta y despistada, no me sorprende.- Coloco la bandita y palmeó la cabeza de su amiga.

Eva resopló, era muy real para ser un sueño o cualquier tipo de cosa. Además, un raspón fresco había quedado justo donde lo había visto en el lugar desconocido.

Debía descubrir que significaba todo esto.

[☀︎︎]

Crónica de mil espejos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora