Yo no pedí sentir esto por tí, te fuiste metiendo poco a poco y ahora no se que hacer con eso, con esta necesidad de saber de ti, de pensar en ti, de sentirme, de amarte ...
— ¿?
El jardín prohibido
El joven sacerdote tomó de la muñeca a la diosa de la cosecha hasta llegar a un lugar algo apartada de los demás, fuera de la carpa dónde había una vista hermosa de flores y velas que daban la forma de hermosos corazones, sin mencionar el cielo decorado por brillantes estrellas y la luna en su mayor esplendor. Una noche hermosa definitivamente.
Deméter se soltó bruscamente del agarré y el joven con una expresión preocupada la miró.
— Vina, ¿Sabes dónde nos encontramos, verdad? — Pregunto el sacerdote.
— Obviamente lo sé, fui invitada.
El joven dió un suspiró de alivió y luego vió de arriba a abajo a la mujer con un ligero brilló en sus hermosos ojos celestes.
— Lamentó haberte sacado así de la fiesta, me asusté muchísimo cuando te ví y actúe por mero instinto ... Además si estás aquí es porqué eres más importante de lo que pensé — Una tierna sonrisa se formó en su rostro y luego tomó la delicada mano de la rubia —. Esperó acepte mis disculpas ...
Deméter se mantuvo callada, veía esos ojos como si fueran la única luz en un lugar oscuro. Al escuchar hablar a el muchacho ella sólo miró a otra dirección evitando su mirada, ¿Por qué actuaba de esa forma? Se preguntaba ella en su cabeza, definitivamente si ella quisiera hubiera matado a ese sacerdote hace varios días, pero por alguna razón ella no quería hacerlo.
— Oh ... Señorita Vina, veo que se ha ofendido por mi terrible comportamiento, me disculpó nuevamente con usted ... — Besó su mano con mucha delicadeza y luego hizo una reverencia — ¿Qué tal si empezamos denuevo? ¿Quiere?
Ahí fue cuándo la diosa se debatía entre seguirle el juego al chico y actuar como la tal Vina, o lanzarle una maldición y quitárselo del camino. Suspiró cerrando sus ojos color avellana, ya tomó una decisión.
—... Bien, podemos empezar denuevo.
— Me alegra escuchar eso — Puso su mano en su pecho indicando respeto — Mi nombre es Iasion, sacerdote perteneciente a el culto a la diosa Deméter.
— ¿Así que Iasion? ... Bueno es un gustó supongo.
— Y tú Vina, ¿Cierto?, Si no fuera por su hermana no sabría su nombre señorita.
— Claro ... Vina — Dijo alargando la letra final, cruzándose de brazos — No me has dicho que haces aquí.
El joven dió un ligera carcajada y dijo — verás, yo soy-
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El campo de nuestras memorias
RomanceEl futuro es incierto, nunca sabes que cosas tanto horribles como malas te depare el inevitable rumbo de la vida, claro al menos que seas alguna de las Moiras o brujas no puedes alterar nada, simplemente tienes que intentar manejar el rumbo de tu vi...