—Te haré una serie de preguntas y necesito que las vayas respondiendo con total sinceridad— me comenta el oficial con una libreta en sus manos.— Entiendo que es para ti algo complicado, en tu estado es normal que sigas impactada y hasta hayas olvidado unos recuerdos
Susurro —no
—Pero, yo te pido de favor que hagas el mayor intento de poder recordar; así te haremos justicia a ti
—No he olvidado nada— sin siquiera mirarlo a los ojos puedo sentir como se relaja un poco
He viajado por miles de kilómetros, me aleje de mi hogar, de mis grandes amigos por venir hasta acá, al país donde los sueños se hacen realidad, sin importar si son pesadillas. Mis ojos están tan hinchados de tanto llorar, siento frío por la silla de metal, algo incomoda, por cierto, solo él y yo en una recamara que tiene un espejo.
Aunque sé perfectamente que nos están observando. Mi vista se detiene en esa barba pelirroja que tiene recordándome a Ryan, una pequeña, muy pequeña sonrisa se fija en mis labios.
Miles de recuerdos se vienen a mi mente, sin poder concretar al menos uno. Solo puedo recordar vagamente su vestimenta, la manera en que me hablaba... y como de cierta forma me hacía sentir como la chica más especial. Que ingenua era esa chica de ese tiempo.
—¿Es el hermano de Ryan?— trato de encontrar las diferencias que existen entre ambos.
—No es tiempo de que tu me hagas preguntas a mi, mas bien soy yo quien las hace, así que limítate a responderlas, por favor, ¿Cómo fue que realizaste tu tramite a la Universidad de Farlens y cómo fue que te aceptaron tan pronto?
Fijo mi vista en (ya ahora) mis delgados dedos, viendo como mi dedo juega en la mesa de metal que nos separa. —Aceptar, rechazar, aceptar, rechazar— son las primeras palabras que digo tratando de recordar exactamente todo, aclarando mis pensamientos y poniendo en orden aquellos viejos sentimientos que están volviendo a surgir.
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—Aceptar o rechazar— el cursor de mi computadora va de un lado para otro, indecisa de poder tomar la decisión de irme de intercambio al país Farlens,
Son las ocho de la noche y he tratado de tomar la decisión si de irme de intercambio o no para el siguiente período, desde que ingrese a esta carrera quise hacerlo. De hecho, fue una de las condiciones el irme a donde fuera, no me importaba si solo iba a un país vecino, quería hacerlo.
Solo que ahora, al tratar de continuar con este tramite me llega un temor, un miedo de pasar tanto tiempo lejos de mi padre y de mi hermano. Sé que son seis meses, pero hace seis meses falleció mi abuelo materno, así que cosas como esa pueden pasar y no sé como reaccionaria. ¿Qué pasaría si de pronto un virus invade a todo el mundo? No podré salir de es lugar.
Prometí que este año sería distintos a los otros, cumplo 22 años, la edad perfecta (según mi madre) para comenzar a hacer cosas que nunca hice. Me metí a dieta, hice ejercicio, antes de iniciar este año me puse debajo de una mesa para "encontrar el amor" según la novia de mi hermano.
—Haz lo que te dicte tu corazón, pequeña—la voz de mi padre hace que levante la vista hacia el lumbral de la puerta —cualquier decisión que tomes, sabes que Eddy y yo vamos a respetar
—Es que...—bajo la mirada para ver mis opciones de universidad las cuales es así:
1. Universidad de Farlens, País Farlens
2. Universidad Militar Nueva Granada, País Colombia
3. Universidad de Guadalajara, País México
4. Universidad de San Carlos de Guatemala, País Guatemala
—...siento muchas emociones, presiento que si me aceptan algo estaría cambiando... tal vez dejaría de ser tu pequeña— provoco una risa en su rostro
—Siempre serás nuestra pequeña, sin importar en donde pases los próximos seis meses— se sienta en frente de mi computadora portátil —Hazlo, vete de intercambio, conocerás a personas de distintas regiones, serás más extrovertida, podrás conocer el amor para tu vida, tomarás miles de fotos y hasta puedes encontrarte contigo, luchar por lo que tanto quieres
—Estoy entre ir a Farlens o Colombia como mis primeras opciones
En sus labios logro encontrar una sonrisa, aquella sonrisa que había dejado de ver por al menos unos doce años—La universidad de tu madre —su voz se entrecorta —ve a Farlens, tal vez existan recuerdos de ella por doquier y puedas sentirla contigo
—De acuerdo, lo haré— le sonrío, tratando de calmar mis nervios —sé que su foto se encuentra aún en el mural de "Los mejores estudiantes"
—Espero que no te encuentres con mi antiguo rival— ríe —había un amigo de tu madre y él siempre la quiso... ahora no recuerdo su nombre, pero si te reconoce; solo dale mis saludos de su viejo amigo
Suelto una carcajada, papá siempre sabe como hacer enojar a las otras personas. Así que por ningún motivo haré enojar a un señor de un país que desconozco.
Regreso mi vista hacia el cursor, dando clic en el botón de aceptar. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Tal vez estoy tomando la mejor decisión de mi vida. Tal vez...
| Tres meses después, ya iniciado el semestre en ambas Escuelas |
Tras despedirme de mis amigas, me dirijo a tomar el bus. Traigo puesto mis audífonos y a toda fuerza escuchando "One Thing" de mi banda favorita, repitiéndose una y otra vez, sintiendo que estoy en un vídeo profesional.
Veinte minutos de estar sentada, por fin me encuentro a una parada antes de llegar a casa, por lo tanto, me preparo a bajar. A lo lejos visualizo a mi padre, a fuera de nuestra casa; hablando con un señor, me sorprende ya que no somos tan sociables en nuestro vecindario.
—Lua, pequeña, me da gusto que vengas—sonríe al verme —quiero presentarte al Señor Joan Bartolomé, le estoy vendiendo mi carro
—Un placer— el señor de unos cuarenta años me sonríe, pero no logro concentrarme en él ya que mi vista está en ese viejo escarabajo, pintado de color azul turquesa, (el favorito de mamá) incluso si se tiene un buen olfato, aun huele a ella. Ese dulce aroma de plátano con miel.
—Papá, ¿puedo hablar un segundo con usted? —caminamos hasta nuestra puerta, al menos estamos lejos de ese señor unos diez pasos. —Entiendo que estamos no tan bien en el tema económico, pero este fin de semana ya podré presentarme a trabajar en el restaurante y...
—No necesito ese dinero para pagar los servicios de la casa—me detiene antes de seguir hablando, —lo estoy vendiendo porque necesitamos ese dinero para tus vuelos
—¿Qué vuelos? No saldré de viaje, ni espero hacerlo en estos momentos, apenas voy a presentar mis segundos parciales y estoy sumamente estresada por el semestre
—Lua, puedes guardar un segundo silencio—mueve sus manos para llamar mi atención —te llego una carta de tu universidad, en la cual te comentan en cual de las otras cuatro fuiste aceptada— la saca de su bolsillo trasero— ya eres, por seis meses, estudiante de Farlens
Dejo caer mi teléfono al suelo. La carta de aceptación, he sido seleccionada por mi universidad para irme, irme del otro lado del mundo...
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