Muevo mi cabeza tras el zumbido de un mosquito, lentamente abro los ojos; dándome cuenta de que ya está amaneciendo, tomo mi teléfono para ver la hora. 7:30; quiero volver a dormir, pero me es imposible retomar mi sueño.
Me siento al filo de mi cama, viendo con detenimiento mi maleta. Duro unos minutos así, asimilando las cosas, el día tan extraño que tuve ayer. Mi teléfono suena, lo tomo.
Un mensaje de Barnett; "Estoy esperándote abajo, querida". Suspiro, había olvidado que saldríamos.
Con un gran esfuerzo me levanto de mi cama, camino al baño para lavarme la cara y así no tener los ojos tan chiquitos, veo mi armario, tomando unos jeans negros, con una blusa de tirantes azul. Mi cabello lo amarro con una liga negra. Busco mis zapatillas amarillas a la entrada de mi recamara, una vez logrado el objetivo salgo.
Trato de caminar lo más silenciosa posible para no despertar a Carlos, que esta dormido en el sofá; normalmente cuando hace eso es por que se quedo a dormir su novia.
Bajo las escaleras, saludo al guardia de seguridad y abro la puerta para ver a Barnett recargado en su carro, con unos pantalones azul marino y una playera blanca; trae puestos unos anteojos completamente oscuros. Su cabello rubio no se encuentra peinado, luciendo algo más relajado.
—Luces— suspira —hermosa
Le doy una sonrisa, quitando un mechón de mi cabello. Se agacha hasta quedar a mi estatura para besarme, solo que desvío mi rostro.
—Lo siento, aún no me siento preparada— me jala a su pecho, dejándome oler ese aroma varonil
—Tranquila, querida— besa mi cabeza —será cuando tu quieras, no te presionaré para nada
Nos subimos a su automóvil y emprendemos viaje al centro de la ciudad, las calles están mojadas por la lluvia que hubo en la madrugada. Recargo mi cabeza en el vidrio, suspirando, al instante siento como la mano de Barnett la toma para darle un beso
—¿Qué tienes? No sueles estar tan callada
Niego con la cabeza —ahora estoy bien— sus lentes oscuros ya se encuentran por arriba de su cabeza, llevando unos cuantos cabellos hacia atrás —Espera, si mal no recuerdo... no hablamos de que saldríamos
—Esperaba que no recordarás eso —ríe —me atreví a pasar por tu casa, para poder llevarte a comprar tu vestido para la fiesta
—Eres tan lindo— ningún chico que he conocido le ha gustado salir de "compras" con su novia, el hecho que alguien como él le agrade o si quiera haya pensando antes que yo.
Sus mejillas se ruborizan, para mi es la primera vez que se ruborizan; sonrío al notar eso. Al final no es tan malo como parece.
—¿Cómo tienes pensado tu vestido? No me digas que no sabes, por que todas las mujeres ya tienen definido lo que quiere
—Tal vez... azul— me rio al ver como niega con la cabeza —no me gustan los brillos, pero puede ser un poco ampón —en mi mente comienzo a crear aquel vestido que llevaría en la fiesta —¿Qué trajes usaras tu?
Estaciona su vehículo en la plaza comercial de Farlens, es conocida por ser la segunda plaza al tener un acuario gigante. El primero está en Dubai. Bajamos y comenzamos a caminar, a pesar de lo que sucede en mi país, aquí todos comienzan a abrir sus tiendas comerciales desde las ocho de la mañana, hablando que son muy puntales.
Reviso la hora. 8:13. Caminamos por unas cuantas tiendas de juguetes, son las que al principio se encuentra.
—Creo que estoy entre uno blanco o totalmente negro —trota para tomar mi mano —aunque no sé si tengo que combinar con mi novia
Me encojo de hombros, viendo por todas partes, admirando como hay personas ya en las tiendas de café, otras probando maquillaje; familias paseando por aquí y una que otra pareja.
—¡Que hay, Thompson! — mi corazón se detiene un poco al escuchar el apellido de Levent —Ryan, quiero presentarte a mi novia— Giro mi rostro para ver a quien me están presentado.
—Mucho gusto, soy Ryan Thompson— me estira su mano
Es de la misma estatura que Barnett, le calculo que ha de medir 1.90, su cabello pelirrojo algo rizado peinado hacia arriba, le da una forma ovalada a su rostro. Sus cejas son más pobladas que las de Levent, tiene unos ojos azul cielo con un brillo, que no puedo explicar. Al sonreírme puedo notar como sus mejillas se hacen unos hoyuelos, agregando una pequeña barba pelirroja en el contorno de su rostro.
—Soy Lua Hertz— entrelazamos nuestras manos
Bajo la mirada para ver que trae puesto un mandil, al parecer trabaja de mesero.
—¿Qué has hecho? ¿Sigues trabajando en la cafetería verde?
Baja la cabeza riendo —¿Qué más puedo decirte, Bar? Tengo que hacer lo posible por pagar mis estudios
—Querida, Ryan es conde de Grecia, tiene dinero hasta si quiere como para comprar la escuela, pero admíralo, se encuentra trabajando desde abajo— golpea su espalda —nada que ver con el idiota de tu primo
Ríe el pelirrojo —Sí, me di cuenta por las cosas que sucedieron ayer que aún no superan lo sucedido —estruja su mandil —¿sabes? Tengo que regresar a trabajar, fue un gusto conocerla, señorita Lua
—El gusto es mío
—Ryan, cuando quieras trabajar para mi tío me dices y con gusto puedo hacerte el favor— lo detiene antes de que avance el pelirrojo —puedes estar como guardaespaldas y ya después estar en un puesto político
—Gracias, Bar, lo tomaré en cuenta
Continuamos caminando, entramos a distintas tiendas para buscar el "vestido" perfecto, pero a pesar de que eran completamente hermosos, Barnett no terminaba de satisfacerle.
Pareciera como si el que se lo va a poner será él y no yo.
—¿Que dices de este? — me enseña un vestido, que de la parte de arriba es blanco, solo que poco a poco con forme va cayendo la caída, cambia de color de blanco a azul cielo, azul marino y por último negro con unos cuantos brillos a los lados.
No era el que tenía pensado, pero. Es perfecto.
—¿Puedo medírmelo? —lo admiro como si fuera una niña de dos años al ver un pastel de chocolate.
Voy corriendo al mostrado para probarlo, me quito mi ropa y lentamente subo ese vestido, una vez llegando a mi pecho; comienzo a modelar en frente del espejo.
—¿Estas lista? —abre la puerta Barnett —Aún no has subido el cierre, querida— me toma de la espalda, para comenzar a subirlo, cierro los ojos con temor de que no se atore. —Luces hermosa, mi Bea— con su índice recorre mis hombros, bajando hasta mi brazo derecho. —estás como te he soñado
—Gracias —lo veo por el espejo, como su mirada recorre todo mi cuerpo —Basta, deja de verme
—Déjame tomarte una foto— saca su teléfono y antes de poder decir algo, me toma la foto. Luciendo algo distraída en esta. —Querida, maldición, tengo que irme... surgió unos problemas con Zafiro y tengo que retirarme
—De acuerdo, ve— besa mi frente
—Ya esta pagado el vestido junto con unos accesorios que te llegarán después, para que hoy ya puedas llevarte este regalo
—Gracias
Sale del vestidor, haciendo unas cuantas llamadas, es una persona muy importante. No pensaba que fuera tanto su relación con los museos que tienen, me quito el vestido volviéndome a poner mi ropa.
Tras salir, la chica que nos estaba atendiendo me guarda el vestido en una bolsa con el logotipo "J4W", le doy una sonrisa antes de salir.
Algo de hambre comienza a darme, tras pasar por la cafetería donde nos habíamos detenido antes. Observo la estructura, antes de entrar.
Dejo la bolsa a mi costado, tomo mi teléfono para revisar mis redes sociales, solo que unos pies hacen que no lo haga.
—Señorita Lua, al parecer la han dejado sola —me sonríe Ryan —¿Qué le puedo ofrecer?