Hace ya tiempo había tenido la idea de escribir estos one shoots por que ya sabemos todo lo que le falto a esta historia, serán tres pero los demás los subiré en unos días, no son nada extraordinario pero espero disfruten la lectura.
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Luego de la gran crisis que tuvo Paulina de la Mora en el funeral de su madre ya estaban ella y María José de vuelta en su casa, Bruño había decidido quedarse en la casa de su madre, bueno, en la casa de su familia, ya Paulina se encontraba más calmada, nunca había hecho algo como lo de hoy, o al menos no que recordara.
María José sirvió vino para ambas y se sentaron en el sofá de la sala.
- Ay María José perdón y bueno... gracias.
- ¿Por que?
- Me salí de todos mis cabales y te hice pasar vergüenzas, pero al final del día fuiste la única que estuvo para mi, como siempre, no se como lo haces, ni yo me aguanto.
Y era cierto, Paulina de la Mora siempre estaba para los demás, para ayudarlos y resolver sus problemas pero su mujer era la única que de verdad estaba para ella incondicionalmente.
- Que es que a mi no me tienes que dar las gracias, yo siempre voy a estar para ti, cariño. Pero ya dejame quitarte este saco que ya te debes sentir agobiada.
Después de eso se encontraban sentadas en el sofá, maría josé le dio un beso a su mujer en la cabeza y la abrazo para reconfortarla.
- Aunque bueno, hoy si se te safo un tornillo.
Paulina rio ante esto.
- Pero joder, como me ha gustado dijeras que soy tu mujer en frente de todos.
- Pues es que lo eres, y que todos lo sepan, por que te amo.
María José tomo la cara de Paulina y la beso en los labios.
- Y yo te amo un montón.
Paulina se abalanzo sobre María José para llenarle la cara de besos y pasar sus manos por su cintura.
- Mi princesa - le dijo al oído - lo eres todo para mi.
- Entonces llevame a la cama. - susurro María José -.
Se pusieron de pie, pero sin separarse, Paulina no podía quitar sus labios de los suyos ni las manos de su espalda, se sentía tan bien su piel, se sentía en casa cuando tocaba a su amada.
Fueron caminando torpemente hasta la habitación, cubriendo sus cuerpos hasta más no poder.
Al llegar al cuarto María José la puso contra la pared, pasando su lengua sobre su cuello mientras paulina subía su pierna para enredarla en su cuerpo, Paulina saco la blusa de María José de sus pantalones y se la saco por su cuello para luego quitar su brasier y tocar sus pechos con ambas manos, que se había convertido en algo que le encantaba, los senos de Majo eran su perdición, disfrutaba tocarlos y besarlos y claramente la contraria disfrutaba sentirlo.
Era el turno de María José que desabotono si pantalón con una mano y se lo saco agilmente, le quito su blusa y su brasier, toco sus nalgas con ambas manos para apretarlas y juntarla a su cuerpo, sus pechos se tocaron mientras sus lenguas se enredaban besándose como si se les fuera la vida en ello.
Mientras sus lenguas se enredaban María José alzo a paulina mientras la seguía besando para llevársela a la cama, la acostó y paso su lengua por la comisura de su labio, para descender por su cuerpo dándole besos mojados que hacían a Paulina suspirar, llego hasta su vientre y lentamente retiró su ropa interior, no necesito tocarla ni una vez, ya estaba húmeda por sus besos y sus constantes caricias.
María José la beso, ahí, donde más sensible estaba, hizo que Paulina gimiera al instante mientras ella seguía lamiendo su clítoris erráticamente, siguió así unos minutos e introdujo dos de sus dedos en ella haciéndola gritar su nombre, María José subió a callarla con sus besos mientras seguía moviendo sus dedos en su interior hasta que la hizo venirse.
Paulina agarro a Majo por los hombros y puso su espalda contra el colchón, aun seguía con su pantalón así que lo desabotono rápidamente y se lo quito, maría josé seguía en bragas pero se notaba las ganas que tenia, así que paulina se las quito despacio para tomarlo y meterlo a su boca, maría josé se dedicaba a disfrutar y a suspirar el nombre de paulina.
paso unos minutos dándole placer y lo saca de su boca mientras la ve fijamente a los ojos, para sentarse en el, un gemido salio de las bocas de ambas pero paulina lo acalló con un beso, hundiéndose en la boca de María José y tomando su mano mientras se mecía sobre ella, después de este día donde se derrumbo completamente nada la hacia sentir mas a salvo que su compañia, que sentir que sin importar cuan molesta o necia fuera, maría josé iba a estar ahí, queriéndola y demostrándole que era su prioridad cuidarla y saber que se encontraba bien.
María José puso sus manos en su espalda con fuerza para acelerar sus arremetidas mientras que lamia sus tetas con deseo, Paulina no podía más, maría José entraba y salia cada vez más rápido de ella y los gemidos de la contraria solo hacían que se excitara cada vez más.
- Joder me voy a correr.
- Vente dentro.
Y así fue, termino dentro de ella, ya estaban satisfechas, Paulina se acostó sobre su brazo y beso su mejilla.
- Gracias, necesitaba eso.
- Ya sabes que estoy siempre para ti, Pau.
Como le gustaba que la llamara así, sonaba diferente cuando lo hacia ella a que cuando lo hacia cualquier persona, no sabia si era su acento o el brillo que emitían sus ojos cuando lo decía pero era especial.
O a lo mejor eran las hormonas que corrían por su cuerpo por todo lo que acaba de pasar, o el pelo despeinado de María José, pero después de tener unos horribles días debido a la muerte de su madre estaba teniendo un pequeño momento de paz.
Habían pasado varios minutos en los que solo estaban abrazándose mientras se perdían en sus pensamientos.
- ¿En que piensas, Paulina de la Mora?
- En que de verdad me haces feliz, todos estos días he estado muy ansiosa y me calmas de una manera que ni el tafil puede.
- Yo feliz de ayudarte Pau, ya no pienses tanto que sabes que no te hace bien y vamos a dormir.
Majo le dio un beso en su frente y se aferro a ella, no quería que se sintiera solo ni un solo momento de la noche, sabia lo sensible que era su mujer así no lo demostrara, y no podía dejarla sola, ya no más.
- Esta bien, buenas noches mi amor.
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pero yo te amo » majolina one shots
RomanceOne shots de Paulina de la Mora y María José Riquelme de la casa de las flores