Insomnio

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Nos condenamos al insomnio de cada noche, aferrándonos a los recuerdos, a los momentos que en algún tiempo fueron la causa de nuestras sonrisas y el sonrojó en nuestras mejillas.

Nos casamos con la oscuridad y en ella sólo nos dejamos envolver por la luz de la luna y nos acompañamos de mil estrellas, solos... con un recuerdo en la mente, una taza de café en mano y un nudo que nos estrecha la garganta.

Nos compadecemos de quienes fuimos, aquellas facetas efímeras de personalidad que son sólo una sombra de nuestra felicidad en memorias pasadas.

Nos reímos mientras disfrutamos de quiénes somos con un poco de llanto en las pupilas, llanto que nos recorre el alma y se deja venir como la marea en noches de luna llena.

Nos volvemos más sinceros se desencadenan las palabras y se nos hace más extenso el tiempo, las noches de madrugada son eternas y fieles a nuestro desvelo, de ella partimos y con ella nos desvanecemos, hasta volvernos uno solo, hasta que todo termina... la luz del sol vuelve y concluimos con el diluvio de pensamientos que llegan a eclipsarnos los sentidos y volvemos a vestirnos de paz, todo es calma, nos tornamos de colores y volvemos a la rutina que se desprende con el primer rayo de sol, pretendemos ser fuertes de día pero nos derrumbamos cada noche.

        De versos y otras drogasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora