I-The Meet

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  Amo pasear por la playa, sentir el sol en mi cara, el sonido de las olas, el aire que hace que mi pelo dance  por si solo, es mi definición de paz, me recuerda a mi madre y a mis caminatas con ella. Compré está isla por eso, por su tranquilidad, y porque me permite estar cerca de mi madre.

Pero la tranquilidad se acaba cuando mi perro Max comienza a chillar, un cangrejo lo ha picado. 

  Miro al mar azul frente a mi. —Esa voz. —Pienso en mi sirena. —No puedo quitármela de la cabeza.

  Siento el sonido de una lancha ¿Quién será? Esta es una isla privada y que yo recuerde ni Carlotta ni Grimsby han salido.

  Max comienza a corre y yo lo sigo, volvemos a sentir el sonido de la lancha y la vemos pasar frente a nosotros rumbo a mar abierto, alejándose de la isla.

  Parece que se equivocaron de isla. Max vuelve a correr y esta vez se dirige hasta una playa muy alejada. —¡Max espera! —Grito pero mi perro no me hace caso.

  Se pierde de mi vista, consigo oírlo pero no lo veo. —¡Max! —Lo llamo. —¡Max! —De repente lo tengo ladrando frente  a mi.

  Levanto la vista y la visión ante mi y hace tropezar, una chica pelirroja... ¿Será mi sirena que ha venido por mi?

  Ella visiblemente asustada y nerviosa se arregla su cabello torpemente, si que es guapa, sus ojos son oscuros, su cuerpo es menudo pero perfecto para mi. Lleva un cachorro en sus manos que parece más asustado que ella. Debe ser mi sirena, tiene que ser ella. ¿Estaré soñando? ¿Habré muerto?

  Y como siempre el tonto de mi perro vuelve al ataque y comienza a ladrar haciendo que se suba a una roca. —¿Estás bien? —Pregunto pero ella solo me mira y sonríe.

  Agarro a mi perro y lo acaricio. —Disculpa si este tonto se asustó. —Vamos habla, quiero oír nuevamente  tu dulce voz.

La miro y la miro. ¡Es ella! —¿Nos conocemos?  —Soy consciente de que no usé el tono correcto al ver como ella se encoje. —¿Cómo te llamas? —Trato de usar un tono más delicado.

  Ella abre la boca pero luego la cierro y mueve las manos de una forma muy rara. —¿Por qué no hablas?

Dime que no es muda, por favor.

   Esta vez presto atención  a sus movimientos y usando los pocos conocimiento de lenguaje de señas, más el común método de la adivinación pregunto. —¿Eres muda?

  Ella piensa un momento, por favor que no sea sorda también, sino no podremos comunicarnos, entonces asiente.

—¿Qué haces aquí? —Pregunto.

  Mueve sus manos, pero esta vez no logro entender nada. —Será mejor que te lleve a dentro.—Ella asiente —Grimsby debe saber algo de lenguaje de señas. —Sonríe y cuando se va a poner de pie tropieza y gracias a dios que fui rápido y la cargue, sino es posible que se hubiera roto algo.

Ya entremos brazos miro sus preciosos ojos oscuros, son tal bellos, su cabello cae desordenado sobre mi brazo, se me antoja un montón tenerla así, parece tan frágil, es tan perfecta, tan bella, es como una rosa, solo espero que esta no tenga espinas.

  No quiero soltarla, su olor es embriagador así que dispuesto a disfrutarlo un poco más suelto. —Será mejor que te lleve cargada, hay mucho sol y muchas piedras y podrías desmayarte. —Soy consciente de que son las diez de la mañana y que arenas más finas que estas no encontrará, pero también parece que a ella le gusta que la lleve en brazos. Así que sin decir nada más la llevo hasta mi casa.

  Al llegar a la casa todos se sorprenden al verme con ella, seguro que piensan que es la chica que me rescató.

—¡Carlotta! —Llamo a mi ama de llaves. —Preparale un baño. —Ella me mira atenta. —¿Te gustan las burbujas? —Sonríe y como si fuera una niña asiente. —Con muchas burbujas. —Voy a buscar a Grimsby, mi mayordomo el sabe lengua de señas, nos ayudará a hablar. —Ella asiente y se va con su perro y Carlotta.

  Un frío intenso me invade cuando se separa de mi, es la misma sensación que con la chica de la playa, es como si se llevaran todo el calor de mi cuerpo.

—¡Grimsby!  —Grito y de la nada aparece mi amigo.

—¿Es cierto lo que se rumora por ahí? —Pregunta con complicidad. —La chica de playa ha vendido.

—¿Grimsby, estás seguro que ella... que la chica que me rescató pronunció alguna palabra? —Tengo que preguntarlo, esta chica es demasiado perfecta.

—Claro que estoy seguro si me gritó en el oído. —Sonríe. —Puedo olvidar su cara pero nunca olvidaré su voz.

—Entonces no es ella. —Suelto decepcionado. —Es muda.

—Que mal. —El pone su mano en mi hombro, me entiende. —¿De dónde salió esta chica?

—No lo sé. —Lo miro. —Estaba en la playa, una lancha la dejó, espero que me ayudes con las comunicaciones.

—Tranquilo. Supongo que necesitará ropa. —Dice.

—Trajo una mochila. —Explico.

—Si, pero la vas a tener encerrada durante la fiesta de esta noche, es de gala. —Es cierto, lo había olvidado. —Es cumpleaños de tu padre.

  A mi mente viene el rostro de la chica, es tan bella que ocultarla sería un delito.

   Tengo un vestido de gala, es más bien una reliquia, perteneció a mi madre y lo traje como recuerdo, pero creo que esta chica es la indicada para ponérselo, sé que la cabo de conocer, pero mi cuerpo y alma solo la quieren ver feliz. —Que se ponga el vestido de mi madre. —Grimsby se atraganta con su saliva y luego sonríe, se lo que piensa. —Ella es especial.

A̷r̷i̷e̷l̷ ̷F̷i̷s̷h̷e̷r̷

  Luego de un delicioso baño de burbujas, viene el señor con el que Erick bailó, lo pillo mirándome varias veces, seguro que me reconoce pero al creer que soy muda debe pensar que son imaginaciones suyas.

  Le explico usando el lenguaje de señas mi supuesta equivocación "La historia es simple, iba a vacaciones en una isla desierta, cuyo nombre no sé, ni dónde se encuentra, allí tenia medicinas y todo lo necesario esperándome, pero el que me trajo se equivocó y no vendrá por mi hasta dentro de tres semanas.

—Por lo menos aquí podrá disfrutar de las playas y tal vez el señor la lleve a bucear. —Me dice el señor Grimsby y yo asiento. —No esté asustada aquí todos somos buenas personas.

¿Asustada yo? Por favor si es como si estuviera en un sueño.

—Bueno. —me dicen cuando tocan la puerta. —Hoy es un día muy ajetreado aquí. —Asiento. —Es el cumpleaños del el padre de Erick. —Sonrío. —Y hay una fiesta.—Le explico que si quieren me puedo quedar aquí callada y sin hacer ruido, traje a Sebastián seguro que me entretengo. —El señor Erick me ha dicho que quiere que usted esté presente. —Le explico que no traje ropa de fiesta. —El también ha pensado en eso. —Va y abre la puerta. —Por lo que le ha mandado a arreglar un vestido.

Y qué vestido, Carlotta lo trae en la mano, es rojo de una tela que parece cara, no la conozco, la que siempre ha sabido de telas es Alana. —Este vestido pertenecía a la madre de Erick. —¡Dios! Ha pedido que use el vestido de su madre que emoción. —Ella falleció. —Mi sonrisa desparece. —Pero tranquila, seguro que estaría contenta de que alguien tan bella llevara su vestido.

Lo dejan sobre la inmensa cama y se van. Espero a que se alejen por el pasillo. —Dios Sebastián.—Susurro. —No poder hablar es un incordio, pero estar tan cerca de Erick es lo mejor que me ha pasado, es tan caballeroso, tan perfecto, una lástima tener que mentirle.

Ocean Eyes©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora