Editado: 10/ 07/ 2021
Ayuda
Los equipos se movilizaban con rapidez, los niños y personas mayores iban a mitad de camino hacia Konoha con ayuda de las mujeres de su villa, pero se detenían al percatarse de la presencia de dos ninjas de konoha, dos jóvenes que por igual detenían su andar llamando la atención de la mujer que los guiaba.
— ¡Son... son de Konoha!
Todos mostraron el alivio en la mirada, sus palabras de alegría brotaban sin poder detenerse; Ino y Sakura se dirigieron una mirada para después avanzar un poco más hacia la que parecía ser la líder.
—Por favor, —indica Ino —sigan avanzando hacia Konoha, equipos de búsqueda y rescate están en camino por ustedes y su gente.
—Tendrán refugio en Konoha, —menciona con calma Sakura —así que sigan avanzando sin detenerse.
Las mujeres asintieron a las indicaciones y siguieron el camino con el alivio plasmado en su pecho, pero una joven enfermera se quedo atrás del grupo para poder detener a ambas kunoichi, Ino la analizo con duda percatándose de la mirada de aquella chica sobre toda su cara.
— ¿Qué ocurre?
Sobresaltada agacho el rostro —Los ancianos... ellos dieron una orden a unos cuantos Ninjas... ahora mismo algunos están yendo tras Gaara sama.
Las chicas se miraron con inquietud y dando un asentimiento hacia la mujer solo posaron las manos en los hombros de ella.
—Vamos a hacernos cargo.
Aunque con la inseguridad aun pintada en su rostro, la mujer da un leve asentimiento y continua su camino detrás de su gente mientras las Kunohichis avanzan por la ardiente arena de una tarde nublada; era extraño, y lastimoso, las nubes de arena bloqueaban el sol, pero seguía sintiéndose un calor infernal además de un frío atroz que lograba helarles los dedos.
Una y otra vez aquel nombre era mencionado por el viento que aun trasportaba arena, y con cada uno de los nombramientos Lee sentía su pecho arder en fuego lleno de entusiasmo, debía seguir, su mente, su corazón le pedían seguir, pero... su cuerpo estaba débil y desgastado, había perdido bastante sangre y ante eso sentía como sus fuerzas huían de su ser. Deteniendo su andar sujeta su costado.
— ¡Agh! Falta poco... falta poco... ¡Mng! —cae de rodillas sobre la arena encogiéndose con dolor —La noche se acerca, mis heridas son graves... apenas y puedo ver delante de mí, y mis piernas apenas pueden avanzar... —jadeante eleva la mirada — ¡Gaara, no sé como lo estés haciendo! ¡Pero necesito que sigas llamando mi nombre! ¡Voy a llegar...! Lo prometo, yo voy... voy a llegar, pero... pero necesito que me ayudes para encontrarte... ¡Sigue... sigue llamándome! ¡Agh! Háblame...
Su cuerpo entero temblaba mientras caía rendido sobre la arena, estaba exhausto, herido, pero... debía seguir, debía seguir. Posando las palmas sobre la arena comenzaba a arrastrarse para seguir su camino mientras seguía el llamado de su nombre, esta vez el viento lo guiaba por un lugar preciso para llegar hacia si amigo.
[Alguna parte del desierto]
Las Kunoichis avanzaban corriendo a su mayor velocidad, y al pasar frente a Suna los ojos jade de la Haruno se detenían con preocupación sobre la aldea de Suna, sabía que no podían dirigirse hacia allá, aunque hubiese heridos, pero le molestaba el hecho de ni siquiera haber cuestionado a los aldeanos si había más gente en aquel lugar, eso era obvio, la gente que avanzaba en dirección a Konoha era muy poca, pero debió preguntar al menos.
—Sakura, —extendía el brazo frente a su compañera deteniendo su andar —mira allá... —señala con la barbilla —en la arena.
—Eso... —avanzaba unos pasos entrecerrando los ojos —es sangre... Ino...
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El dolor de Gaara. (Pausada)
RandomMiradas de miedo, poca confianza y nada de protagonismo, una marioneta solo está ahí para ser un punto de estrellato hacia el marionetista, y eso... no es lo que queremos, queremos ser reconocidos... y amados. Una busqueda de rescate se lleva acabó...