Te juré que no iba a llorar.
Me juré a mi misma no bajar la guardia.
En ese momento no me importaba.
Pero ahora que veo todo el amor que estoy dispuesta a abandonar por amor que creí que había caducado.
No puedo evitarlo.
No me arrepiento de bajar la guardia.
Ni de llorar porqué te voy a extrañar.
La primera vez no lo hice.
Hasta después.
La soledad me golpeo tan fuerte que dejó marca.
No me equivoque respecto a ti.
Respecto a mi.
Respecto a todo esto.
De hecho me sorprende.
Eres mucho más de lo que yo esperaba.
No estaba preparada.
Odio pocas cosas.
Y una de ellas es que yo misma desee esto.
Lo desee hace tiempo.
No me quejo.
Pero no quería hacerlo de esta forma.
Está bien.
Ya pasé por esto.
No sé que pasará después.
Pero lo que acaba de pasar me tiene embriagada.
Ahogada en esa melancolía.
Drogándome en esos dulces recuerdos.
Siempre cuando estoy rozando el cielo con mis dedos.
La gravedad me trae de vuelta.
Jamás pensé quererte de la manera en que lo hago.
Eso lo hace mejor.
Tomaste todo de mi cuando yo no veía.
Te regalé mis sonrisas, mi risa, mis sueños, mi amor, mis lágrimas.
Me recibiste con tu vida.
Te odio.
Porqué eres tan especial en mi corazón.
Que va a ser difícil sacarte de ahí.
No me arrepiento.
De bajar la guardia contigo.
De dejar que me vieras expuesta.
Derrotada.
En lo más alto.
No me arrepiento de llorar ahora mismo por ti.
Porqué entiendo que te voy a extrañar demasiado.
Más de lo que me gustaría.
Pero menos de lo que puedo soportar.
Me esforzaré.
Lo juró.
Prometo cumplir eso.
Me esforzaré por seguir.
Adelante.
En tu corazón.
Por seguir amándote.
Tú dijiste hasta nunca.
Yo aún espero verte otra vez.
Sería mi único deseo.
Tarde tiempo en aprender ciertas cosas.
Está bien llorar.
Extrañar.
Equivocarte.
Dar todo de ti.
Es obvio.
Pero cuando eres una persona que busca siempre dar lo mejor suyo olvidas que eres un humano.
Que llorar no te hace débil.
Que no hacerlo no te hace insensible.
Que extrañar significa amar demasiado.
Que equivocarse te hace aprender.
Y que dar todo de ti significa dar tus noches y tus días.
Tus gritos y carcajadas.
Tus lágrimas y tus sonrisas.
Tu debilidad y tu fortaleza.
Todo tu ser.
No sólo lo mejor de el.
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Yo Misma
RandomEn donde una adolescente escribe lo que le reprime, todo lo que le gustaría gritar, pero no puede. Te concedo el honor de mirar en lo más profundo de mi.