— Tres chimichangas, por favor.
— En un momento.
El joven de castaños cabellos tomó el pedido de un grupo de chicas, que lo observaban de arriba abajo sin una pizca de vergüenza. Por su parte, el chico no podía estar más cansado de ese lugar insufrible, con el calor infernal y los clientes que visitaban allí. Estaba segurísimo que en cualquier momento se iría a casa a extrañar al muchacho que le traía tonto. Mientras estaba sumergido en sus pensamientos, logró sentir esos tímidos dedos, que ya tenía como habito sacarlo de su trance.
— El "chico dorado" quiere verte... Al parecer tiene una nueva... —canturreó el muchacho de resplandeciente sonrisa.
— ¿De qué estás hablando...? —se quedó a medias, cuando volteó, vió al dueño de la mitad de sus pensamientos besándose indiscretamente con una chica, la cual no conocía.
Bufó, dejando con fuerza su libreta sobre el mostrador, mientras el chico a su lado lo miraba junto a una sonrisa divertida.
Jungkook.
Terminé de limpiar las mesas del primer piso y ahora limpiaba también la pared. Había una cosa rara que realmente parecía vómito. No quería ni siquiera mirar a Jimin, quién estaba sentado en una de las mesas del balcón, observándome fijamente.
— ¡Jungkook, por favor! Sólo fue un beso. —se excusó, a veces me preguntaba si me leía la mente.
— Tú intentabas meterte su cabeza en la boca. No sé cómo puedes hacer eso sin vomitar. Siquiera sé lo que ella ve en ti. —escupí todas esas palabras, caminando a la escalera que llevaba a la plataforma donde se encontraba Jimin.
— Pues, dice que soy complejo. —juro que creí que era una más de sus bromas. Solté una amarga carcajada.
— Solo eres un niño consentido. —negué con mi cabeza, acercándome al mostrador para dejar mis implementos de limpieza.
Suspiré profundamente, había algo de lo que quería hablar con él.
— Me ofrecieron el puesto de gerente. —hablé algo decepcionado.— Dijeron que buscaban a alguien que no se fuera a ningún lado.
Vi como Jimin me miraba con un aire cansado, ya habíamos hablado antes del tema.
— ¿Sabes que creo? Que deberías tomar una botella de tequila, salir por la puerta y no creo que debas regresar. —se acercó a mí, poniéndose de espaldas al mostrador, apoyando sus codos en este. Lo imité.
— Pero mi trabajo es mi vida... —pasé una de mis manos por mis cabellos, notando lo grasoso que este estaba.
— ¡Pero, Jungkook! No puedes desperdiciar tu vida solo porque te parezca... divertido. —me miraba con su entrecejo fruncido. De pura curiosidad llevé una de mis manos a mi nariz, aturdiéndome con el olor de mis dedos.
— Huelo a queso... a queso descompuesto. —estoy seguro que mi cara podía demostrar el asco que sentía.
— Oh, cielos... -Jimin negaba con su cabeza, logré ver una sonrisa en su rostro.— ¿Y tú no que escribías poesía? ¿Tus dibujos?
— ¡Ja! ¿Y vivir de eso? Sabes que lo intenté y fracasé. —me enderecé y caminé a las mesas, subiendo las sillas patas arriba a estas.
— ¿Pero es que no te das cuenta? Eres gracioso, atractivo, muy inteligente. Eres la persona más lista que conozco. —caminaba detrás de mí, apuesto lo que sea que seguía observándome con esa mirada que me derretía.
— Sí, sí, lo sé. —negué con mi cabeza, mientras rodaba mis ojos.
— Es en serio, niño. Eres atractivo, muy sexy. —me volteé a verlo, no sabía si sentirme indignado por su comentario o halagado.
— ¿Me jodes? —carcajeé divertido, buen chiste.
— ¿Qué? ¿Se supone que es muy atrevido que lo diga? —levantó una de las sillas con un brazo sin mucho esfuerzo, luego apoyando su peso en la mesa.
— No es tan atrevido. Sólo es ridículo. —terminé con la última silla y vi como Jimin se acercaba a mí. Me sentía abrumado con ese día tan largo.
— Si pudiera regalarte una cosa para el resto de tu vida... ¿Sabes que sería? —no me gustaba hacia donde se dirigía la conversación. Bajé mi mirada, logrando que mi cabello cubriera mis ojos empapados, luchando contra mi orgullo para dejarme derramar esas lágrimas.— Confianza en ti mismo, chiquito. —pasó con delicadeza su mano por mi mejilla, llegando a mi mentón, elevando mi rostro. Una lágrima escapaba de mi ojo derecho.— Eso o una vela aromática. —reí en tono bajo por lo idiota que podía ser. Juntó su frente con la mía para luego dejar un beso en la misma.— Ven aquí. —me estrechó contra su pecho, yo por acto consiguiente, me abracé a su torso.
Oímos unos pasos subir las escaleras, di media vuelta, encontrándome con Hoseok, él nos miraba a ambos sin ninguna expresión en su cara. Reaccionó, volviendo a dibujar esa característica sonrisa en sus labios, sin embargo, yo la notaba un poco diferente, con un aire triste.
— Hey, Jungkook. Desinfecté el refrigerador de carne. —era una maravilla oírlo, esa cosa tenía olor a podrido y ya no enfriaba las carnes. La mejor noticia el día.
— ¡Mi héroe! Muchas gracias, Hoseok, nos vemos mañana. —sentí las manos de Jimin en mis hombros y como apoyaba su cabeza en mi nuca.
— Sí, adiós, Kook... Jimin. —se despidió de ambos con una reverencia. Llámenme loco, pero sentía perfectamente esa tensión entre Jimin y Hoseok.
— Adiós, amigo. —escuchaba esa voz burlesca de Jimin, mientras seguía pasando su mano por mi espalda. El otro chico se fue rápidamente. Volteé de nuevo a ver a Jimin.
— Yo también debería irme. —arreglé un poco mis cabellos.
— Bien, bien. —Jimin dio unas palmaditas en mi espalda, tipo "pat-pat".
— Estaré bien ¿Si? Sólo me siento un poco perdido, eso es.
— Todos pueden sentirse así a los veinticuatro. —en lo que decía eso, solté una fuerte risotada.
— Tú no. —ahora el me veía rodando sus ojos— Aprendiz de productor de televisión, nuevo apartamento, también un reproductor de CD. —enumeré, mientras servía dos shots o caballitos de una botella de tequila en la barra.— Sexo en grupo los martes y jueves... —dejé en el aire mis palabras, mientras le entregaba su vasito con alcohol.
— Si, pero lloro por dentro. —me vió con un puchero en sus labios más fingido que cualquier otro.
Reí y choqué ligeramente nuestros vasos, para luego ambos tomar sus contenidos de una sola vez. Cerré fuertemente mis ojos por el fuerte sabor del licor en mi boca. Jimin ni se arrugó.
— ¿Sabes que necesitas?—lo miré con curiosidad, negando con mi cabeza- Vacaciones.
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HOLAA, YA VOLVÍ DE MI TUMBA. Las cosas se vienen fuertes en el siguiente capítulo y les pido por favor que no se me enojen con el Jimin, sta chiquito y pendejo.
Debo decir que me gustan mucho las groserías de otros países, so, perdonen °3°
No los aburro más, ¡hasta la próxima actualización, wawitas!
