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Entro a la prisión de máxima seguridad, el personal me dejó pasar en cuanto les dije quién era.

Es muy extraño como es que me facilitan esto pero se ven muy sorprendidos, debe ser porque soy la única persona con la que ha accedido a hablar.

─Espere aquí ─pide el guardia en una especie de sala de espera— iré a avisarle de su llegada.

Asiento y abro mi mochila de nuevo para sacar mi cámara, un micrófono y la libreta donde tengo mis preguntas.

─Por aquí ─avisa el guardia cuando vuelve─ sígame.

Me levanto y camino con él, estos pasillos me dan escalofríos pero sé que esta no será la última vez que estaré por aquí. 

Después de todo mi carrera tiene muchos riesgos.

Me hace pasar a una habitación con las paredes en blanco, en el centro hay una mesa fija en el suelo y dos sillas frente a frente.

No hay ventanas ni ventilación por obvias razones. 

Tomo asiento en la silla que da la espalda a la puerta y pongo mi libreta en la mesa.

Seco el sudor de mis manos provocado por los nervios en mi pantalón, Dios, estoy muy ansioso.

Escucho un sonido metálico por el pasillo acercándose a este cuarto y se detiene de repente.

Siento su presencia detrás de mí.

─Ja ─ríe dándose la vuelta hasta llegar a la silla de frente.

Es verdad, su rostro parece sereno todo el tiempo, aunque no lo intente, sus muñecas están sujetas por esposas que son las que provocaban el peculiar sonido.

Giro un poco para asegurarme de que los guardias sigan ahí y afortunadamente es así.

Eso me tranquiliza así que suelto un respiro de alivio. 

─Tranquilo bonito, no pienso hacerte daño ─dice ahora sonriendo─ Erick, ¿Cierto?

─Sí, Joel ─nombro intentando mostrar seguridad─ tengo un micrófono así que si me lo permites voy a ponértelo para...

─Oye, tranquilo, ¿Por qué la prisa? ─interrumpe con una pregunta─ es nuestra primera cita, no hay que ser tan rápidos.

─Disculpa, pero me gustaría poder comenzar la entrevista para...

─Sé lo que quieres, recibí tu carta, pero estoy tan aburrido aquí que no tengo nada que hacer, tú te ves divertido, y voy a ayudarte pero a mí manera.

─¿Cómo?

─Hagamos esto, sabemos que yo soy quien te está haciendo el favor de responder a lo que me preguntes pero no quiero que sea tan simple ─informa mirándome juguetonamente─ de las preguntas que tienes ahí selecciona tres, las que sean más importantes para ti.

Asiento y hago lo que me pide, los asesinos siempre deben creer que tiene el control o de lo contrario pierden la cabeza.

─Listo ─digo dejando la libreta en la mesa de nuevo.

─Perfecto, ya sabes lo que me pedirás, así que ahora es mi turno ─menciona levantándose poniendo en guardia a uno de los vigilantes─ tranquilos, no pasa nada.

─No te entiendo.

─Quieres que responda tres preguntas pero nada en esta vida es gratis bonito, así que cada pregunta te costará algo.

─Esto no fue lo que acordamos.

─Soy una mala persona, ¿Crees que me importa respetar los tratos? ─reta con una sonrisa─ una pregunta tiene un costo así que si no quieres que vuelva a mi celda y te deje con las dudas acepta mi juego.

Lamentablemente me tiene a su merced, esto significa mucho para mí.

Asiento.

Ensancha su sonrisa y camina al lado de mí pero no se acerca por los guardias, gracias a Dios.

─Chocolate ─pide como un niño─ quiero un chocolate, el más grande que encuentres.

─¿Es todo?

─Sip, una barra de chocolate, no soy exigente pero si tiene almendras mucho mejor, tráelo mañana y responderé una pregunta. 

Supongo que puedo seguir su juego, no puede dañarme estando tras las rejas después de todo.

Además es para mí investigación, es importante.

Joerick: Good.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora