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¿Que cojones paso ayer?
Su cabeza dolía como un puto infierno, su boca reseca y con sabor a alcohol, sus ojos ardían un poco, y su cuerpo se sentía cansado y pesado.
Soltó un quejido, intentando moverse, pero algo aplastaba su cuerpo.
Abrió los ojos lentamente, acostumbrándose a la poca luz de la habitación rápidamente. Bajó su mirada hacía abajo, sintiéndose más confundido que nunca.
Sus dos comisarios favoritos, desnudos y tapados solo con una sábana, estaban encima de el, muy cómodos al parecer.
Suspiró enojado consigo mismo, intentaba recordar algo de la noche, pero solo podía apreciar los gemidos de los hombres abajo de el, más específico del otaku peliblanco.
Lo bueno era que hoy es domingo, el y sus comisarios no trabajaban ese día, por lo que no se preocupo mucho por aquello.
Eran las 08:25 de la mañana, su cabeza dolía demasiado, se tomaría una aspirina, si es que se podía levantar sin despertarlos.
Con toda la delicadeza del mundo, dejó a los chicos cada lado de la cama, mientras el se levantaba lentamente intentando no hacer nada de ruido.
Llegó al baño, lo bueno es que había una en la habitación. Se dió una tibia ducha, sintiéndose más relajado.
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Unos molestos quejidos lo despertaron, y la verdad, no quería levantarse.
Abrió sus ojos lentamente, escondiendo más su rostro en aquella suave almohada, aspirando más el olor del perfume de su superior.
- Ivanov, despierta - Sentía como movían su cuerpo, de un lado a otro, sin mucha fuerza a decir verdad.
Soltó un gruñido, no queriendo levantarse para nada del mundo.
- me duele la cadera Ivanov, fueron muy rudos anoche - Escuchó otro reclamo de parte del ruso, y está vez levantó la cabeza de la almohada.
- ¿pero quién era el que gemia tanto? - Soltó una pequeña risa al recibir un suave golpe de una almohada en su rostro.
- anda, hay que levantarnos y arreglar aquí - Dijo Víktor empezando a ponerse la ropa con un poco de dificultad.
Alexander copió su acción de mala gana, pues el nunca fue fan de levantarse temprano, y menos el empezar el día limpiando.
Jack escuchaba el ruido desde el baño. Terminó de lavarse los dientes y solamente se puso una camisa blanca y unos pantalones holgados grises.
Salió del baño y olió un rico olor a pancakes recién hechos, junto al olor amargo del café, ya no sintió el dolor de cabeza.
Amaba empezar el día así.
- buenos días - Saludó sentándose en la mesa, su estómago empezaba a pedir comida, y se lo iba a dar.
- buenos días - Los dos respondieron al unísono, dándole un beso en la mejilla al superintendente en forma de saludo y de cariño.
Conway se fijo en sus chicos. Ivanov solo iba con un bóxer y una camisa suya, últimamente ah visto al menor muy adicto a su aroma, pero no le molestaba.
Volkov iba con su ropa normal, una camisa gris de manda corta y unos pantalones negros muy apretados a su esbelta figura.
Ambos se sentaron en la mesa, cada uno a un lado del intendente. Empezaron a hablar de temas triviales, del trabajo o simplemente, de ellos tres. Lo mejor era que ninguno se quedaba callado, o simplemente no había esos silencios incómodos en la comida.
Eso le gustaba a Conway, que sus novios sean tan jodidamente perfectos, amaba todo de ellos hasta sus imperfecciones.
Sin duda, disfrutaba mucho las mañanas con sus comisarios.
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Aunque no lo crean, se me hace algo difícil escribir una relación de tres
