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Porque Greco le rompió el corazón a Volkov.
¿Cómo una mentira puede ser tan dulce y hermosa?
¿Por qué tuvo que ser el?
¿Acaso el fue el causante de la muerte de Ivanov?
De...¿Su hermano?
Realmente estaba asustado y decepcionado.
¿Por qué no podía llorar?
¿Por qué se sentía vacío, sin nada en su interior?
Todo es tan extraño, todo esta oscuro, y eso no le gustaba para nada, le daba miedo, mucho miedo.
Lo habían separado de Conway desde hace un rato, ni siquiera se pudo despedir de él.
- todo va a estar bien, Volkov, no dejaré que te toquen ni un pelo - Aún recordaba las últimas palabras que escuchó de su boca, antes de que cruzara aquella puerta gris junto al calavera.
Su boca estaba seca por todo el llanto que se aventó, sus ojos ardían un poco, pero ya no le importaba mucho.
Estaba se rodillas en el frío y algo sucio suelo, tenía sus manos atados por las espalda al igual que sus piernas, su boca era tapada por una cinta adhesiva gris, sin permitirle hablar o soltar algún sonido.
Si vista nublada por las lágrimas acumuladas, viendo fijamente al suelo, pérdido en sus pensamientos sin querer ver la realidad que le estaba atormentando.
Escuchó un disparo a la lejanía, pero no se inmutó por el hecho de que tal vez, era el siguiente en recibir una bala entre ceja y ceja.
¿Conway murió?, Al menos podrá estar con su familia, al menos podrá descansar, ¿Verdad?
La puerta gris se abrió, cerrándose después suavemente, sin causar mucho ruido. No le puso mucha atención realmente, no quería sufrir más de lo que ya.
Los pasos, suaves y escurridizos, yendo hacia su ubicación, resonaban por toda la había, dejando un sonido algo abrumador para cualquiera, menos para él.
- ¿Por qué tan callado? - Esa voz tan suave y tenebrosa a la vez, se colaba en tus huesos, aprastandolos y rompiendolos sin piedad alguna, queriendo verte llorar, verte suplicar piedad, pero el no haría tal estupidez.
Una mano con guantes negros levantó su mentón, manchando este con un poco de sangre fresca.
- hay un invitado especial que quiere verte - Le dijo, viéndole a través de aquella rara y curiosa máscara, dejando su mentón libre, volviendo a ver el suelo, como si fuera lo más interesante en aquella situación.
La puerta se volvió a abrir, cerrándose después con un movimiento algo brusco.
Los pasos, está vez más fuertes y desesperados resonaron en sus oídos, no le gustaba mucho ese sonido.
