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ɪɪɪ.
𝙇𝙐𝘾𝙃𝘼.
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NO QUIERO VER A NADIE MÁS MUERTO. Ni mucho menos a alguien que se dejo vencer por alguien que puede superar; Uno mismo.
Armin Arlet sabía manejar las palabras, llegan como una bala y te atraviesan para que todo quedé a su favor, aunque alguien como yo no podría seguir su ritmo. El siempre iba diez pasos más adelante, en conocimiento y en batalla, incluso cuando el cazador se convirtió en presa, con todos atónitos al ver como el enemigo mataba a uno de ellos, solo el pudo desconectarse y volver a la realidad. Ideando un plan donde tienes que dar todo o nada.
– ¿Quieren aliarse con un titán para derrotar a más titanes? —Se alarmo Connie. Quise decir lo mismo pero me detuve para interrumpir a Mikasa.
– Es justo lo que haremos. —La mirada incrédula de Connie se posó en mi mientras tomaba fuertemente mis cuchillas que no habían tocado otro cuello que no fuera el mío — No será divertido si fallamos pero valdrá la pena.
– Decidete. —Me siguió Mikasa.
La idea de una victoria donde todos ganaríamos era tentadora, incluso con un plan con tantas fallas como este nos elevamos en el aire para dirigirnos al comando central, con el propósito de tratar de salvar nuestras vidas. De sobrevivir.
– Armin. —Lo llamé con voz temblorosa. El calor recorría mis manos y mi mirada se fijaba en el suelo donde yacían cuerpos fríos de soldados— Nunca vuelvas a poner en duda tu vida, no vuelvas a abandonarla porque crees que eres incapaz, nunca.
Gire al lado contrario mientras el grupo de tres llegaba a la alta torre, empuñe mi espada y salte hacia al lado contrario de aquel extraño Titan que formaba parte de nuestro plan. Había cuatro a la izquierda y otros 3 a la derecha, tantos que incluso un titan como el no podría acabar y terminaría con mis compañeros muertos.
A los débiles también se nos permite ser valientes, no pensé en nada más cuando cubrí la espalda del enemigo y por primera vez, asesine, maté a los tres con aquello que muchos llamaban la furia de la humanidad. Recordándome lo ridícula que había sido, tratando de compensar lo escoria que era cuando había dejado morir a gente por mi, por alguien que estaba condenada a vivir por siempre en un mundo de agonía.
– Devuelvanme la dignidad de ser humanos. —Le grité a aquel ser que era incomprensible, con la mirada borrosa y el abdomen chorreante de la antigua herida que había tratado de no tocar— Lo lamento. —Ni siquiera supe si me lo dije a mi misma o aquel cadáver humeante.
Así fue como acabé con la vida de aquel ser gigante, en un corte limpio mientras me redirigia a donde estaban el resto del escuadrón. Sin entender de dónde había sacado las fuerzas y el valor me deje caer en el suelo, con la mente agotada por el pequeño trance que sentí al pelear. Pero se sentía bien, el no tener miedo era agradable.
– ¡KEILA! —Retumbo en mis oídos cuando Arlet me ayudó a levantarme.
Ahí estaba por quien había peleado. Con los ojos cristalizados y sus delgados brazos rodeandome, sentía alivio y a la vez un extraño sentimiento de culpa en aquel abrazo.
– Annie…
Y al fin pude respirar, soltando todo el miedo que yacía en mi corazón.
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552 palabras nomas JAJJAJAA. Hasta que actualizo, perdón, ¿sí va bien todo?
