𝗨𝗰𝗵𝗶𝗵𝗮

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Sasuke volvió de su supuesta misión dos días después, volvió durante la noche siendo recibido por la oscuridad de su hogar y la acompasada respiración de la pelinegra en su habitación, estaba completamente dormida.

Apreció su tranquilo rostro y se sentó sobre su lado de la cama, estaba abrazando la almohada que usaba el Uchiha para dormir intentando reemplazar el cuerpo del mayor. Había extrañado ver su delicado cuerpo y analizar cada una de sus facciones aunque ya las había memorizado.

Salió de la aldea para contactar con uno de los joyeros más prestigiados de la zona para comprar un anillo perfecto para ambos, había estado planeando la petición durante unos meses y ante la noticia de la chica pensó que lo mejor era que al llegar a Sunagakure ese anillo ya estuviese sobre su dedo.

—¿Sasuke?—murmuró ella adormilada, sus ojos estaban un poco hinchados y veía borroso pero podía ver la silueta del pelinegro—¿cómo estuvo la misión?—preguntó la chica antes de soltar un bostezo que al chico le pareció sumamente tierno.

—Estuvo bien—susurró mientras acariciaba la mejilla de la chica, el simple hecho de sentirla tan calmada a su lado era valioso para él.

¿Él realmente merecía a una chica tan buena como lo era ella? A lo largo de su vida había hecho cosas malas y no eran secreto para nadie pero a ella parecía no importarle todo lo que había oído de él.

—Creo que alguien está pensativo esta noche—susurró ella con una diminuta sonrisa mientras se sentaba, era común verlo envuelto en sus pensamientos pero ahora había algo distinto en sus ojos—¿Quieres hablar sobre ello, cariño?

Él la miró con un poco descolocado con el apodo, no se decían apodos dulces pero el oír como le decía cariño con voz somnolienta se podía transformar en unas de sus cosas favoritas. La chica se sentó frente a él y acarició su mejilla con cuidado, en la oscuridad de la habitación lo que más resaltaba eran los ojos celestes de ella y el rinnegan del chico.

—Gracias—susurró el Uchiha mientras juntaba sus frentes de forma suave, sus labios se rozaban un poco gracias a la posición que habían tomado—solo gracias.

Ella se vio confundida por las palabras del pelinegro, él no tenía nada que agradecerle a ella.

—¿Sucedió algo?—preguntó ella mientras acariciaba su cabello, el chico era hermoso a esa distancia y a cualquiera en realidad, él solo negó.—¿entonces por qué me agradeces?

—Por estar acá—susurró él mientras besaba con suavidad sus labios provocando una sonrisa en los labios de la menor.

—Ese no debería ser motivo de agradecimiento—susurró ella, sentía ese cosquilleo en su estómago que ya era habitual cuando estaba junto a él—pero puedo entender el porqué.

—¿no te irás de mi lado?—preguntó el chico, sintió su voz quebrarse un poco, no soportaría perder a otra persona y mucho menos a ella.

—Jamás lo haré—susurró mientras dejaba caricias sobre la mejilla del chico, otra vez estaba ese cariño tangible expresado en cada uno de sus movimientos—No sería capaz de dejarte, Sasuke.

Él solo asintió sintiendo como el nudo en su garganta iba desapareciendo, la paz y seguridad que la chica le entregaba era algo que él nunca podría entender pero agradecía profundamente.

—Duerme, cariño—dijo ella dejando un último beso en sus labios, siempre iba a estar para él para cuando la necesitase—Recién vienes llegando y debes estar cansado.

Asintió mientras quitaba su ropa para luego recostarse a su lado, ella lo abrazó colocando una de sus piernas sobre él.

—Mañana iremos a comer—informó él mientras besaba su frente y luego con sus dedos delineaba las tres marcas en ella—y luego daremos nuestro último paseo por Konoha antes de partir ¿Te parece bien?

落下 (Sasuke Uchiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora