Montados en el chocobo, Auron dio la orden y el animal comenzó a alzarse en el aire después de un gran salto, cada vez más alto hasta llegar a una altura optima, deslizándose por el aire.
Mientras subían, por la sorpresa y la excitación, el tal Reborn sostuvo fuertemente las caderas de Auron, pero no se acercó de más.
Al estar a una altura y velocidad estable, Reborn soltó las caderas del otro y sostuvo el equilibrio mientras apretaba sus piernas a los costados del gran animal. Así, mientras Auron manejaba al chocobo, Reborn extendía los brazos, dejando que el aire pasara por sus costados, ondeando suavemente su gabardina azul con terminados color bronce.
El aire refrescaba su rostro y la estabilidad del chocobo le hacía sentir como si estuviera levitando, entrando en una nueva libertad que jamás había sentido.
Reborn era un hombre que había escapado de las complicaciones de su vida pasada para encontrar su propio camino y por primera vez en todo ese tiempo, pudo experimentar el regocijo de sentir que por fin estaba alcanzando algo, aún si eso venía de la mano de un completo desconocido.
Reborn, con un poco de resistencia, se admitió a sí mismo que esto era algo que antes jamás habría hecho, pero así como alguna vez prometió jamás dejar su aldea natal, se dió cuenta que siempre hay una primera vez para todo.
Aún si eso significa romper promesas.
Ambos hombres iban en silencio, cada uno en su propio mundo, pero cuando el chocobo se quedó sin energía y comenzó a bajar, el cambio de altura tomó a Reborn desprevenido, haciéndole soltar un pequeño grito al sentir como sus intestinos subían dentro de su estómago , perturbado por ese extraño cosquilleo que a muchos ponía ansioso pero que a Auron le recordaba que estaba vivo.
- ¿Pero qué cojones? ¿Por qué estamos bajando? – preguntó el de cabello castaño casi al borde de la histeria, sujetando con fuerza los hombros de Auron.
- Tranquilo, Reborrrrno, - Auron rió después de pronunciar su nombre de aquella manera peculiar – solo se agotó la energía para volar, en unos momentos se recarga y volveremos a elevarnos – explicó el del mechón apenas volviendo su mirada hacia atrás para que su voz pudiera llegar hasta el hombre detrás de él. Después volvió a mirar al frente.
- ¿Me estás diciendo que todo el puto rato vamos a estar subiendo y bajando a lo desgraciado durante dos días?
Auron rodó los ojos, negó con la cabeza y se hizo escuchar entre el sonido del viento que zumbaba en sus oídos.
- Relájate y mejor disfruta el paseo, abuelo. Te acostumbraras a esto y después hasta vas a extrañar viajar así. Me vas a rogar tener tu propio chocobo y llorarás cuando veas que no es tan rápido como el mio. - Auron se burló con sorna, pero su tono era divertido, notándose que solo estaba tonteando. Reborn le sonrió con sarcasmo en respuesta.
- Ya quisieras que eso pasara – respondió Reborn con tono de burla - Entrenaré al mio y será más Dios que tu DiosPollo. Dios al cuadrado - soltó esa tontería y se rió él mismo de su propio chiste, contagiando a Auron la risa tonta y burbujeante que salió de su pecho. Al cabo de unos segundos las risas terminaron y ambos hombres se volvieron a quedar en silencio, dejando que el chocobo aterrizara gentilmente en el suelo e inmediatamente comenzara a correr a gran velocidad, esquivando las ramas de los árboles y a los animales salvajes de la zona.
El trote del animal casi no se sentía bajo sus cuerpos, haciéndolo sentir como un suave balanceo a diferencia de lo que se podría sentir de un caballo o de un burro, además de que la velocidad a la que iban era mucho mayor a la de cualquier otro animal o que el automóvil de cuarta que les habían dado en Karmaland.

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Finding a reason [to stay]
Fiksi PenggemarEn parajes lejanos, a kilómetros de su pueblo de procedencia, un solitario hombre viaja en búsqueda de una nueva razón para vivir, un lugar al que pertenecer. Una razón para continuar. En esa búsqueda, accidentalmente, lo encontró a él. . . . Dibujo...