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—¡Ten! —le llamó su nana, la bella Dama de Durazno. Tan dulce, como un durazno.

Desde la gran puerta que guiaba hacía el jardín pudo ver al joven Prinicpe de Corazones. Estaba jugando en el jardín, se había escapado para hacerlo, la Reina de Corazones jamás lo dejaría estar en un lugar como ese. Dónde el lodo era abundante gracias a las recientes lluvias, y la piel del príncipe se vería distinta: Completamente sucia.

Estaba sentado, jugando con el lodo, haciendo algunas figurillas con el más firme, para después, aplastarlo y reír por ello.

Jinri corrió hacia dónde el príncipe se encontraba, con la ropa cubierta de lodo al igual que su rostro y manos.

—¿Ocurre algo, Jinri? — decía el joven príncipe, levantándose del suelo y sacudiendo un poco sus mugrientos pantalones.

—Hoy viene el pintor.

El joven frunció el ceño, muy confundido.

—El que hará tu retrato.

El Príncipe de Corazones hizo una pequeña "O" con su boca. Lo había olvidado, ahora no solo sería castigado por estar en el lodo, también lo estaría por qué llegaría tarde. La vacía reina era siempre puntual, odiaba lo impuntual.

—Ven —Jinri lo tomó de la muñeca —, te daremos un baño rápido, y después te vestiremos muy bonito.

—Pensé que ya era bonito —decía, mientras caminaban junto a su nana.

—Tú eres más que bonito. Tú eres hermoso.

Ella le sonrió y siguieron su corto camino. Jinri escondió la ropa sucia y pidió que la reina jamás supiese lo que el joven príncipe había estado haciendo. Hacer lo que otros niños estaban prohibido para él, todo era aún más agobiante por que pronto sería un adolescente. Detestaba aquello.

—¿Quién viene a pintarme esta vez? —decía Chittaphon, quien se encontraba en una enorme tina, siendo tallado y enjuagado, con finos jabones, aguas y sales de aromas exquisitos, con la mayor rapidez posible de parte de sus sirvientes —, ¿El señor Kim? —Jinri negó con la cabeza —uhm, ah, ¿Lord Bhuwkallkmsed...? —frunció su ceño al igual que hizo una leve mueca.

—Bhuwakhul —rió Jinri, mientras observaba como vaciaban un poco de agua sobre el joven príncipe.

—Su nombre es complicado —dijo cuándo el agua por fin dejó de caer, pero Jinri no podía dejar de sonreír por lo gracioso que se veía Ten con el cabello mojado cubriendo su rostro, o al menos, lo era para ella.

—El tuyo también lo es.

—Solo es apellido —Ten quitó un poco su cabello de su rostro, y por fin, lo dejaron salir de aquella tina.

Fue cubierto con toallas y en su habitación, su nana lo ayudó a vestirse lo más rápido posible, era muy tarde.

—¿Entonces quién me pintará esta vez? —preguntó mientras Jinri le daba sus zapatos, lo último que hacía falta de su vestimenta.

—No estoy segura. Solo sé que es alguien que la reina conoce.

—Espero no sea un viejo asqueroso.

—¡Ten! —dijo ella con una sonrisa mientras le daba un pequeño golpe en su hombro — Se un poco más respetuoso.

—Lo seré si lo amerita.

Se puso sus zapatos y juntos, corrieron hasta el salón donde su madre, la reina, se encontraba. Algo más que agregar a la lista de regaños: Correr con ropa que no es la indicada para ello.

after midnight|lutenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora