Día 4: Promesa

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"— Cualquier decisión que tú elijas, yo estaré contigo..."

Cuando aquella frase, junto a aquella familiar voz vino a su mente, no pudo evitar detener sus acciones —doblar la ropa—, y parpadear, sorprendida.

"— Construyamos un futuro del que nos sintamos orgullosos."

Sabía que era la voz de Ray, pero, no comprendía el porqué de esas palabras. Esa promesa...

De solamente pensarlo, le hacía sentir un sentimiento suave en su pecho, que le resultaba acogedor. De hecho, la sola presencia de Ray era acogedora.

Apretó con ambas manos sus mejillas, haciendo un extraño puchero mientras fruncía ligeramente el ceño. Sintiendo en la palma de sus manos lo caliente de su rostro.

Está promesa... ¿Qué tan importante era para mí? ¿... O es para mí?

— ¡Emma! — se sobresaltó, tirando la prenda que doblaba anteriormente, volteando a ver quién le había llamado; Ray la miraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados, mientras usaba un delantal con algunas manchas de tomate en ella —. ¡Te he estado llamando por más de media hora! ¿Qué tanto haces, tonta?

— E-Eh, bueno, sólo... Recordé algo — rascó su mejilla, ruborizada, desviando la mirada, nerviosa.

Ray arqueó una ceja, confundido —. ¿Algo como qué? ¿Tu cita con Norman?

— ¿Eh? ¡No! — negó rápidamente. Lo de que ella iba a salir con Norman si lo recordaba claramente, pues él se la había pedido y ella no pudo negarse —. Yo... Yo recordé algo como una promesa.

— ¿... Promesa?

— Sí... Decía: Que cualquier decisión que tomara, él estaría ahí conmigo — comentó, con una sonrisa temblorosa —. Además de que me dijo que construiríamos un futuro del que nos sintieramos orgullosos — lo miró, ansiosa, casi esperanzada —. ¿Fuiste tú el que me lo prometió?

Estaba en él si afirmarlo o no, lo sabía. Y aunque quisiera decirle que sí... Él no iba a interponerse en la relación que Norman quería formar con Emma; porque Norman siempre la amó y esperó por ella.

Sería injusto interponerse.

Por lo que él se tragó un suspiro y pronunció: — No. No fui yo.

Emma se sintió triste por su negativa, porque aunque esa promesa sonase con su voz, ella quería que él se lo confirmase. En cambio, él lo negó.

Bajó la mirada a las prendas que aún quedaban en el cesto por doblar, decepcionada —. Oh, ya veo... Gracias, Ray.

Él se dio la media vuelta, no sin antes pronunciar un suave «No hay de qué». Apretó la prenda que tomó para doblar.

No, ella no se quedaría con esa respuesta, ella tendría su afirmativa. Quisiera Ray o no.

Y de paso, esperaba que él cumpliese con las promesas que le había hecho.

-Traumada Taisho

Salaverga, me atrasé.

Sol y Luna  [Ray/Emma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora