Día 5: Almas gemelas

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— ¡Chicas, mi marca acaba de aparecer! — expresó con entusiasmo Anna, en su mirada azulina, un brillo de emoción había al igual que una sonrisa. Emma y Gilda observaron con atención la marca: una rosa azul se hallaba en su muñeca, como si fuese un tatuaje bien hecho —. ¡Acaba de aparecer está mañana cuando me levanté! — apretó sus labios una milésima de segundo, sintiendo sus ojos humedecerse, pero de felicidad —, ¡Voy a tener un alma gemela!

Emma y Gilda le sonrieron, felices por la noticia.

— Felicidades Anna — habló Gilda, tomando sus manos con un aire materno, mientras le sonreía con la misma emoción o más —. Sé qué serás feliz cuando finalmente se conozcan, tarde o temprano. No tengas miedo, ¿De acuerdo?

Anna se secó con una mano sus ojos, asintiendo con una sonrisa. Emma meramente sonrió.

Gilda había sido, de las tres, la primera en obtener un tatuaje de su alma gemela. Que era una constelación en su brazo; y en un día de playa, se encontró con su alma gemela, Don. Un moreno carismático y sonriente, dispuesto a darlo todo por sus seres queridos.

Claramente los tatuajes de almas gemelas no significaban que te enamorarías al instante, no, aquello únicamente se daba cuando estás se daban el tiempo de conocerse. Más bien, los tatuajes, eran como un indicativo de la persona con la que eras más compatible, o eso creía ella.

Porque Emma, no poseía ningún tatuaje. Y aunque aparentase no importarle y ser feliz con su libertad, a solas, solía deprimirse por no tener ningún tatuaje; era como si ella en verdad, estuviese destinada a estar sola por lo que restaba de vida.

Sí, tenía a sus amigos y su familia... Sin embargo, ellos también merecían ser felices con sus parejas. Y ella, no quería molestar con su presencia.

Así que, no podía evitar sentir una punzada de envidia, como en estos momentos.

Y era en esos momentos, en los que se iba para no incomodar o sentirse peor —. Disculpen chicas, iré al baño.

Y sin esperar respuesta, se marchó de ahí, casi corriendo.

La verdad era que no iría al baño, sino a la azotea. Dónde podía tener un rato para gritar, pensar y a veces, llorar sola.

Pasó al lado de algunas personas sin siquiera notarlas o reparar en ellas, y cuando llegó a la azotea, con la respiración agitada, comenzó a sentir una picazón en el pecho, cerca de su clavícula, arriba de donde su corazón estaba.

Cerrando la puerta de la azotea, se quitó el chaleco escolar, y desabotonó los primeros botones, y aunque no lograba ver del todo lo que había ahí... Notó lo que parecía el dibujo de un sol.

— ¿Eh...?

Finalmente había aparecido un tatuaje de su alma gemela.

La pregunta era, ¿Quién podía ser?

-Traumada Taisho

Sol y Luna  [Ray/Emma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora